sábado, 3 de octubre de 2020

RELATO: DAÑOS COLATERALES. RAQUEL OLAY DE LEANZA

                                                                                     

DAÑOS  COLATERALES 

No me aflige tanto mi futuro,  dado que en el carretel de mi vida, poco hilo va quedando…….solo procuro entregarle al Señor, con el hilo que me queda, mi más hermoso  bordado.

Más me preocupan,  las nuevas generaciones, que  construirán su futuro con serias dificultades, las familias tendrán que reformular sus proyectos con propuestas más austeras y racionales.

Los ancianos como yo, permanecemos guardados, porque   somos vulnerables por la edad y los “achaques” nos mantienen confinados,

no podemos asistir a misa cuando más lo necesitamos, ni compartir

un encuentro con familiares o amigos, algunos se consuelan hablando con su perro y otros hablan con su gato.

En tanto el tiempo pasa  y la gente se sigue enfermando,

ya no solo los viejitos tenemos que tener cuidado, porque el virus insolente, silencioso va avanzando…..

Y a su paso van muriendo en soledad y tristeza nuestros seres más cercanos, sin poder despedirlos con  el amor que merecen , sean jóvenes o ancianos, eso sí, podemos dormir tranquilos,  sumamente confiados, pues de nuestros haberes se ocupa bien el Estado, no importa si trabajaste muchos años y hoy no te alcanza el salario, porque cobrando la mínima,  o porque  sos  pensionado, hay que ser agradecido que puedes elegir libremente cada día, si hoy tomás  tus remedios o comer  día por medio, solo por ser  un anciano que ya no aporta a la caja y  produce muchos gastos.

Por otra parte, un grupo de insensatos se reúnen a festejar sin barbijo y apiñados , desafiando al virus con total desparpajo, mientras el

personal sanitario pone el cuerpo en la trinchera, haciendo frente al cansancio y al contagio, muchos de ellos se enfermaron y otros mueren por un mísero salario y no te cuento si un loco “sumamente agradecido”,  al doctor que acaba de salvarlo,  pone en el ascensor su nombre  como “vecino no grato”.

En tiempos de pandemia, no cabe la menor duda que  salvar vidas  es  prioritario, sin descuidar la producción y el trabajo, la educación con valores cristianos, la atención integral de la salud, la seguridad que garantice la protección de la gente, una justicia independiente que busque ante todo la verdad, la libertad como derecho esencial..……                          Este es un compromiso social que el Estado debe realizar con urgencia y eficacia, para evitar  DAÑOS COLATERALES  difíciles de reparar, en una población abatida, expuesta a tantos riesgos, como un ciego sin bastón, en un callejón sin salida.

Ruego a Dios que pase pronto este suplicio, de incertidumbre y dolor, muchos  van a quedar muy golpeados, no solo en su economía, sino en la parte afectiva  con el alma hecha pedazos, otros  perdieron su  porvenir, sin educación, ni trabajo, viviendo sobresaltados, en un clima de violencia, donde reinan los malvados.

Perdona si fue muy fuerte mi relato, es que en este tiempo de encierro me sirvió para pensar y darle gracias a Dios por pertenecer a una generación de antaño, que puede parecer más aburrida, sin tanta tecnología, pero vivimos  felices, más simples, más honestos, más sensatos, con certezas  y  proyectos , en familia  y con amigos sin temor a contagiarnos por un beso o un abrazo, sin el molesto barbijo, que impide reconocernos y vino para quedarse, al menos por largo rato.

Sin embargo no debemos desanimarnos, pues este es el tiempo ideal para hacernos solidarios, con el que está caído y padece a nuestro lado, nos sentiremos felices si  podemos ayudarlo, tendiéndole nuestra mano, con un corazón fraterno semejante al del buen samaritano.

Raquel Olay de Leanza 

Septiembre 2020

“Refugio del silencio y la Palabra”     

 

Excelente. Excelente Raquel. Muy bueno tu escrito pero sobre todo muy verdadero. Dios te bendiga. 

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