Una tarde en Cuarentena
Sentada, cavilando en mi jardín
en estos días repletos de ansiedad
rogando que el encierro acabe ya
y se termine por fin la soledad
La belleza del silencio me conmueve
poblado de matices sorprendentes
y como en sueños aparecen los milagros
ante mis ojos que lo miran con deleite
Las aves gorjeando me conversan
y me muestran su feliz coreografía
el cielo limpio y azul, suma a mi asombro
y llega a mi alma la caricia de la brisa
Alguna nube blanca se inmiscuye
dibuja su destreza, sus primores
a mis pies el verde da su alfombra
y una fila de hormigas carga flores
Los mosquitos agregan su experiencia
gritan, pican, se acercan y me acosan,
alguna flor escondida se aparece
y allí va a reposar la mariposa
El sol lo cubre todo y es mi aliado
sus rayos entre los árboles se cuelan
entibia mi momento, es buen amigo
me alcanza su energía que serena
Sentada cavilando en mi jardín
en una soledad tan bien poblada
ya me siento mejor, nada más quiero
¡si es tanto lo que Dios hoy me regala¡!!
EDITA GAITE
Es cierto Edita. A veces no damos valor a las cosas hermosas que el Señor nos regala. Muy buena reflexión. Elsa Lorences.
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