La
oración es el diálogo con Dios, y si es realizada con fe, configura el
alimento que nuestro espíritu necesita para transitar la vida con la
mirada en el Cielo. La Madre de Dios, intercesora por definición,
colecta las oraciones que por Ella realizamos y las deposita a los pies
del Trono de Dios. El Señor mira todo lo que viene de Ella de un modo
especial, ¿quien no lo haría tratándose de Su propia Mamá?
Conoce y reza las letanías a María, son una forma maravillosa de unirse a Ella, y por Ella llegar al Corazón de Dios.
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