Homenaje al Gral. José Francisco de
San Martín y Matorras
Su fallecimiento
Naciones Unidas de las letras
Deseo rendir homenaje a una de
las figuras más desconocidas en
el país siendo, seguramente, una de las que mejor se pueda gloriar ante el
mundo. Me refiero al General Don José de San Martín, en el día de su
fallecimiento hace 170 años. Puede sonar
a paradoja que llame desconocido a un personaje cuyo nombre está puesto a
ciudades, pueblos, calles, plazas, instituciones públicas y privadas a lo largo
y lo ancho de todo el territorio nacional y cuya memoria muchas veces se
celebra con un feriado anual aun cuando los feriados alguna vez fueron reducidos
al máximo en consideración a lo oneroso
que resulta una interrupción masiva de las tareas. Sí, el nombre y la imagen
tienen una presencia ubicua. Pero la realidad representada por ellos se esfuma
en la nebulosa retórica de las efemérides. Sabemos, gracias a la machacona lección
que se nos repite desde niños, que nació en Yapeyú, que es como el tuétano del
territorio patrio; que fue llevado por sus padres a España, donde emprendió la
carrera militar después de haber cursado el colegio de nobles; que participó en
1a batalla da Bailén; que en 1812 sintió el llamado de su patria lejana y
volvió para liberarla; fundó la logia Lautaro, venció en el combate de San
Lorenzo donde una bala derribó a su caballo que al caer le aplastó una pierna;
hubo de ser atravesado por la bayoneta
de un soldado enemigo de no intervenir el sargento Cabral, quien a su vez
recibió una herida mortal que le dio tiempo apenas para decir “muero contento,
hemos batido al enemigo”. Su próxima empresa fue reemplazar a Belgrano en
Tucumán al frente del Ejército del Norte, ocasión que le inspiró el plan de
dirigirse al Perú por el Pacífico. En Mendoza formó un ejército con el cual
tramontó los Andes y obtuvo los triunfos de Chacabuco y Maipú sin más
accidentes que el tropiezo en cancha rayada. Siguió su camino hasta Lima, se
entrevistó con Bolívar en Guayaquil y envuelto por su propia gloria, asumió el
gesto supremo de renunciar a su empresa para dejar un ejemplo a todas las
generaciones de argentinos. Se fue a Francia llevándose a su pequeña hija para
cuya formación dejó un ramillete de máximas ejemplares. Murió en Boulogne Sur
Mer. En este relato se estereotipa la trayectoria de San Martín. Hay que
sazonarlo con algunas frases célebres y
un conjunto de anécdotas que podrían conservarse numeradas, como se dice de los
alemanes con respecto a los chistes de Frang y Fritz. Si éste es el padre de la
patria, ahí está la explicación del vacío histórico en el que vive nuestro
pueblo, que debe llenarse con lugares
comunes, oratoria farragosa, reiterada declamación sobre el porvenir venturoso
que nos espera. El modelo, pues, además de ser inoperante, puede actuar corno
factor de perplejidad y confusión. El verdadero San Martín, el que escamotean
los historiadores al servicio del régimen, no se parece a esta pintura burda pueril.
La patria de San Martín fue el imperio constituido
por España y América. El apenas mencionó, por razones de trámite burocrático, su nacimiento en las misiones jesuíticas. Jamás
escribió el nombre de Yapeyú y quizás ni lo había oído. Por otra parte, desde
los dos años vivió en Buenos Aires y antes de los siete fue llevado a España.
De modo que sus recuerdos de infancia debieron ser tan vagos como las imágenes
que cualquiera conserva de ese período de la vida. La verdadera aparición de San Martín sobre la escena histórica,
el encuentro consigo mismo, se dio en la guerra de la Independencia, a la
respuesta del pueblo español contra la invasión napoleónica. Entonces combatió
en tierra y mar en España, en Portugal, en África; fue herido, se batió en la
defensa de Cádiz, el último bastión independiente de la península. Cuando todo el
territorio estuve ocupado por el invasor y sabiendo la idea de Napoleón de
incorporar a su imperio las posesiones españolas de América, se sumó a los americanos
que habían combatido como él y decidieron proseguir en sus respectivos
países la guerra de la independencia: Bolívar, Sucre O'Higgins, Carrera, Alvear,
Iturbide, etc. Llegó a Buenos Aires cuando el territorio del Virreinato, menos
Paraguay y el Alto Perú, ya estaba en poder de los patriotas. Vio que
el foco por abatir era Lima y había que alcanzarlo por mar. Allá se fue con un
ejército formado por argentinos y chilenos y costeado por el gobierno de Chile.
El Directorio, que había intentado volcarlo en la guerra civil, lo abandonó a
sus propias fuerzas. Su gran capacidad militar y diplomática le sirvió para
apoderarse del Perú. Buscó la alianza de Bolívar para terminar con la
resistencia realista que persistía en la zona montañosa entre Cuzco y Jujuy.
Bolívar encontró razones para retraerse en esa alianza y San Martín instó
vehemente al gobierno de Buenos Aires para que abriera el frente por el sur que
antes había cubierto Güemes y que le enviara armas, hombres, dinero. Se
interpuso la influencia de Rivadavia y toda colaboración le fue negada, No le
quedaba otra salida que el retiro. Y así dejó el gobierno, no por el renunciamiento
estúpido que se le atribuye sino para no dar el espectáculo bochornoso de la
guerra civil. Fue a rumiar su derrota es Europa pero cuando la Confederación
Argentina fue agredida por Francia ofreció su espada al gobierno de su patria.
Cuando la guerra fue con Francia e Inglaterra aliadas interpuso su autoridad
profesional y moral para convencer a esas dos potencias que su prosecución no
podía llevarlos al éxito. Saludó con entusiasmo la victoria, con salves de
desagravio, obtenida por la perseverante firmeza de Juan Manuel de Rosas. Después de haberlo dado todo por perdido, al
final de su vida, llegó a ver consolidada la independencia a la cual, había
consagrado su espada. Ese fue el ejemplo que nos legó. La independencia objetivo
final, no las formas de gobierno, no las Ideologías que son patrimonio de los
partidos, resume la ejecutoria de San Martín. De ese verdadero San Martín, vigente y actual
y no el prospecto de museo con que se quiere confundir su biografía, para que
nos olvidemos de la soberanía.
Dr. Jorge Bernabé
Lobo Aragón
#Tucumán
#Argentina #España
Un verdadero homenaje Doctor a uno de nuestros más grandes héroes. Mil gracias. Elsa Lorences.
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