“Fiesta de la Virgen de huachana”
- 200 años de su aparición –
“Se quemaron las ramas del churqui, pero
la imagen de la Inmaculada Concepción que sólo la Telésfora veía se materializó
en madera que pudieron ver todos, hasta los más incrédulos. El churqui al
arder le quemó a la Virgen un dedo. Por eso le dicen la motita….
La noche se presentaba perfecta para asistir al
encuentro de siempre. El brillo
sin igual de millones de estrellas y el imperturbable cielo azulado eran sus
mejores aliados. Una vez más, salió en silencio de su humilde hogar y se perdió
en la espesura del monte, que a esa altura ya se había convertido en su mejor
amigo. Llegó al lugar sagrado y
esperó el celestial encuentro de siempre. Pasaron unos instantes y el
milagro volvió a iluminar la
oscuridad del bosque impenetrable, y trajo sosiego a su alma. Alucinada,
observó la imagen divina por eternos
segundos y regresó con urgencia a su pequeña casa. Los enérgicos latidos de
su corazón le habían quitado la voz, pero no el poder de asombro. La familia
reunida en la mesa la miró (otra vez) con desaire y con ganas de no
escucharla, justo en el momento en el que recuperó su palabra. “La he visto de nuevo… juro que la he
visto de nuevo”, anunció enfáticamente, pero ninguno de los comensales
quitó su mirada de lo que ofrecían los platos servidos. Un silencio
aterrador y la indiferencia colectiva fue su única respuesta. Por
enésima vez en su vida, clavó su mirada al piso de tierra y girando 180 grados, encaró por la
precaria puerta de lienzo para no regresar
nunca más. La niña cansada de
que la tomaran por loca por lo que decía y afirmaba, se introdujo en la
espesura del monte santiagueño para no volver jamás a su hogar. Pero esta iluminada decisión de la joven Telesfora no pasó inadvertida. Su hermano Juan Cruz,
logró convencer a los vecinos y a sus propios parientes de que valía la pena
llegar hasta el lugar de las apariciones para comprobar, o desechar finalmente,
lo que la niña les venía anunciando. Una
noche fieles lugareños caminaron hasta el preciso lugar donde la
joven afirmaba que aparecía una imagen divina. Instalados en la zona marcada, junto a un árbol, hicieron vigilia
toda la noche. Pasaron algunas horas y el frío comenzó a adormecer las
ansiedades. Para mitigar la helada soledad del monte, prendieron una enorme
fogata, a la que se abrazaron con fuerza para soportar hasta el amanecer. Precisamente,
cuando el sol anunciaba su arribo al cielo santiagueño, el milagro se produjo. En
medio de enormes llamas que ardían en todo su esplendor, una imagen
celestial enmudeció al monte y a todos sus habitantes. Era la Virgen María, la que tantas veces se le apareció a la niña, a
quien nunca le habían dado crédito y habían dejado partir para siempre. Asombrados
y sorprendidos por lo que sus ojos captaban, los testigos de aquella divina
aparición apagaron las llamas y comenzaron, sin saberlo, a forjar la historia de la Virgen de huachana. ¿Qué
vienen a buscar? “Sólo vengo a agradecerle a la Virgencita”.
Huachana es una fiesta que se hace
gracias a la generosidad de los que conocen a la Virgen y se enamoran de ella.
“Nuestras flores son un regalo que en
estos montes santiagueños son difíciles de encontrar”. Después se dice que nuestro Norte
Argentino no es Mariano y que tampoco es Mariano nuestro País.- Mis queridos lectores “Cuando veáis una noche iluminada
por una luz desconocida, sepan que esta es la gran señal dada por Dios. Algo se
acerca, eso se está profetizando. No podemos despreciar lo que la gente dice
“recibir” y lo que en nuestro vuelo hemos contado sobre Garabandal,
mientras tanto debemos ser cautelosos y discernir. ¿Qué estrella es ésa la perdida? Nuestra
Señora del Cielo la eterna Esperanza
de la Santísima Trinidad. La estrella celeste. La única estrella que
brilla con todo enorme resplandor en estos tiempos de pandemias y
conflictos. Feliz aniversario Señora de Huachana. Feliz bicentenario
“Motita”
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Tucumán
#Argentina #España #SantiagodelEstero
Hermoso Relato Dr. Jorge. La verdad no lo conocía. ¡Cuánto hace la Virgen por amor a su hijo Jesús! Lástima que dudamos y no la queremos oír. Dios lo Bendiga.
Elsa Lorences de Llaneza.
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