UNA MUJER
En el patio de la infancia
su rumor perdura
en el latido de los muros
que no olvidan.
Perfumadas tardes en lejanía
de lúdicas escondidas
entre macetas desterradas,
hollín y húmedas baldosas.
Queda el rastro
de perennes instantes que perduran
en algún pliegue del alma
mía, que la busca.
Nos llamaba con su voz
de caricias y de soles,
angustias quitaba
en mis lechos de fiebre
y en los naufragios
de mis edades que acontecían.
Inopias desterraba,
inviernos vencía
y lloraba encerrada
su denuedo, su secreto.
Y crecía en labores, se derrumbaba
en la soledad de la noche
Y respiraba por su prole,
que la encendía.
Sembraba vida
cada mediodía
Y era el pulso de la casa,
ahora vacía.
Y con la ventana ciega
de esperarla,
el patio me mira
mientras me acuna, sosegado
en el dulce recuerdo
de su voz
que me alienta,
todavía…
Manantial de vida
con la fuerza
de su maternal ímpetu,
que no cesa,
avanzo en mis días aunque duela,
respiro tras su huella
de amor y valentía.
Matías Bonora
Hermoso poema Matías. Se me llenaron los ojos de lágrimas. Gracias amigo por enviarnos tan hermoso recuerdo.
Elsa Lorences de Llaneza.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQué bello Matías! Y qué sentido!
ResponderEliminarUn hermoso poema, que me lleva a mi mas tierna infancia...!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarETEL
Bellísimo sentir!! Recordé mi infancia me emociono
ResponderEliminarBellísimo... una maravillosa experiencia sensorial... un viaje a la casa materna y de las abuelas
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