A SAN JOSÉ
Un día glorioso, el Noble Alfarero
tomó entre sus manos
la docil arcilla y dándole forma
modeló un hombre de corazón recto.
A su obra maestra le insufló la vida
y le puso un nombre,
lo llamó José y fue carpintero.
Varón de virtudes, esposo ejemplar
y padre modelo.
Predicó al mundo desde su silencio,
su vida fue testigo que todo es posible,
cuando hay humildad, Dios provee el resto.
Su fe inquebrantable pudo hacer real
el plan de Dios Padre,
enviando a su Hijo como Salvador
en gesto inefable.
Cumplido su tiempo
en brazos de Jesús y de María
entregó su espíritu en plácido sueño,
por eso te ruego.
San José bendito,
patrono de la santa muerte
que intercedas por nosotros
cuando nos llegue el momento.
Raquel Olay de Leanza
Marzo 2012
“Refugio del silencio y la Palabra”
Hermoso poema Raquel. Da gusto leerlo. Dios bendiga tu hacer. Bendiciones. Elsa Lorences.
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