19 de marzo
¡Qué gran misterio! El Hacedor del orbe
(porque el impulso de Su Amor lo guía)
se hace Bebé y el casto seno sorbe
de la por siempre virginal María.
La Madre está extasiada. Mira al Niño
que tantea Su pecho suavemente
y, en un desborde pleno de cariño,
canta la dicha que por dentro siente.
Este canto es el único sonido
que se oye en esta noche, si se omite
el rebuzno de un asno y el balido
que alguna oveja soñolienta emite.
El hecho es presidido por la Estrella
que hermosa en el pesebre se ha posado
y alumbra con su brillo a la Doncella
y al Pequeño en Sus brazos acunado.
A pocos metros de distancia, un hombre
fuego enciende porque hace mucho frío.
Mira con ojos cándidos y, en Nombre
de Dios, bendice a la Mujer y al Crío.
Bien sabe que es actor, mas de reparto,
en la escena de amor sin paralelo.
Y ha presenciado en humildad el parto
que unió a la Tierra con el mismo Cielo.
¡Qué alegre devoción lleva en el alma!
Es piadoso y medita en lo que observa:
al Infante y la Joven que, en la calma,
dice de Sí que es del Señor la Sierva.
¡Qué sumisión lo incita a estar aparte
de este Milagro del que es fiel testigo!
Sólo se acerca para hacer su parte:
traer el fuego que les brinda abrigo.
Cuando pasen los años, cuando crezca
el Niño, que es también Dios Verdadero,
hará que lo acompañe y obedezca
en la digna labor de carpintero.
Le dará educación como da un padre,
lo cuidará, lo orientará en la duda,
y habrá de ser amparo de la Madre
hasta la hora en que se quede viuda.
Y, cuando esté llegado ese momento,
cuando el Señor lo llame: "¡Ven, José!",
verá abrirse de Gloria el Firmamento
¡pues su vida fue amor, silencio y fe!¡Feliz Solemnidad de San José!
Un gran abrazo y que Dios te bendiga.
Con cariño,
Eduardo Gury
Hay Eduardo: ¡Qué Bello poema! La Sagrada Familia te bendiga y proteja. Mil gracias. El Blog se engalana con esta maravilla.
Elsa Lorences de Llaneza
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