Caminábamos de la mano
por las calles de nuestra ciudad,
como cuando éramos novios,
después de mas de cincuenta años de casados,
no necesitábamos hablar, nos entendíamos
con un simple apretar la mano,
con una mirada, con una sonrisa.
De pronto unos jóvenes nos sonríen,
Miré curiosa, pensando son de la Parroquia,
¡VIVA EL AMOR!
Apenas brotó de mis labios un tímido Gracias
El agregó, esto se ve muy poco
son ustedes un Canto a la vida, un
canto al amor.
Agradecí con una sonrisa y dentro de mi alma di
Gracias al Señor, por el regalo que nos hizo
tomando las palabras de María junto
a ella canté
Mi alma glorifica al
Señor
que más podemos pedir si unos jóvenes
nos ven con cariño como testimonio de
VIDA Y AMOR
Aída Martha Castelan
Muy hermosa tu reflexión. Ojalá sea por unos cincuenta años más. Aída.
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