Tomando un café con mi esposo, en un
momento toma mi mano y dice “eres todo
para mi” e inclinando la cabeza besa mi mano, allí vi el pelo blanco y
escaso y me dije ¡como han pasado los años!
Recordé entonces que siendo agente de
Pastoral de la Salud y Ministro de la Comunión siempre me daban para visitar o
llevar la eucaristía a personas mayores, nunca asistí un enfermo joven, para mi
eran los ancianos ¿Por qué? Seguramente cosas de Dios. ¿Por qué me elegía? No
sé.
Visitaba señoras o señores viudos que
vivían con algún hijo o hija y debía escuchar en algunas oportunidades el
agradecimiento hacia ese hijo y en otros las quejas de unos contra otros.
Entre estas personas iba una vez por semana
y a veces dos a casa de un matrimonio con más de cincuenta años de vida
matrimonial, llenaban mi alma con el amor que se sentía, podría decir hasta se
olía en ellos. En una de mis visitas Delia (la esposa) me cuenta que su esposo
se olvida mucho las cosas, en otra me dice: siempre sale solo y nada ocurre,
pero ayer tuvieron que traerlo, será que ya no podrá salir solo a caminar, le
dije quizá es necesario que su hijo lo lleve a una consulta, pasó el tiempo y
al llegar la encuentro sola y llorando, eran lágrimas silenciosas, ningún
sonido.
- Que ocurre Delia
No me reconoce, ya van varias veces que me pregunta
quién soy, nuestro hijo lo llevó a caminar, cuando
regrese se acordará nuevamente de mí, pero no se por cuánto tiempo. Esto es una
prueba de Dios.
- No Delia, Dios nos
ama y no nos da grandes pruebas, recuerde esta es la misión que Dios puso en su
camino.
Es muy duro, me duele mucho ¿podré soportarlo?
- Seguro que si Dios
no nos da nunca algo más fuerte que nuestras fuerzas no lo puedan soportar.
En ese momento regresaron Miguel (el
esposo) con el hijo y Miguel enseguida se acerca a Delia y le dice que la ama.
Les di la Eucaristía y los dejé tranquilos.
Volví otro día a visitarlos, sabiendo que
Dios los puso en mi camino para que los acompañara, tratara de consolar a quien
sufriera y encontré un cuadro peor.
Miguel decía al hijo < mi esposa me
abandonó, yo quiero ir a casa, pero primero tengo que encargarme de hacer
comprender a esta muchacha que debe ir con su familia, que yo nada soy con
ella>.
Delia lloraba, no podía entender que Miguel
la tratara de este modo. Dije entonces a Delia
- Ya sabe Delia que
Miguel tiene un problema neurológico que hace que se pierda en tiempo y
espacio- Tenga paciencia.
No puedo soportar esto. Respondió
- Dígame Delia, pero
dígame la verdad, si usted hubiera sabido que esto ocurriría, se habría casado
igual con él.
Sì, yo lo amo y no voy a dejar de amarlo porque él no
me conoce, pero me duele. Mi cuñada me dice que lo interne, que lo haga
declarar insano para atender todo yo y no tener que acompañarlo u aclararle las
cosas a cada momento. Pero no puedo sobre todas las cosas LO AMO y ante Dios
prometí “en la salud y la enfermedad”
- Entonces ante cada
sufrimiento diga de corazón “Jesús, pongo en tus manos este dolor. Confío en
Ti” y deje todo en sus manos.
En esos momentos nunca se me ocurrió que
esto me podía pasar. Ahora que lo estoy viviendo doy gracias a Dios, que con su
infinito amor me fue preparando para la misión que iba a tener que cumplir, es
duro, pero el Señor da las fuerzas necesarias. AMO A MI ESPOSO Y AÚN EN SUS MOMENTOS DE OLVIDO ESTOY SEGURA QUE ME
SIGUE AMANDO.
-“Jesús
confío en Ti”
A cuántos matrimonios le puede ocurrir esto
y es como dice la canción que solemos cantar en misa “Si es difícil la vida para el que cree, cuánto más debe ser para el
que no cree”.
Aída
Martha Castelan
07/06/2015
Qué hermosa historia nos cuenta Aída. Para meditar y pensar que todos podemos tener que pasar por estas cosas porque son cosas de la vida. Fuerza amiga. Dios va a premiar todo lo que haces por tu esposo. Ten cuidado no te desgastes. María acompaña cubriéndote con Su manto AMÉN.
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