Fue el anciano Simeón
quien empañó tu alegría
y se cumplió en la Cruz
esa amarga profecía.
No fue solo en el calvario
fue a lo largo de la vida
y la espada del dolor
a tu corazón hería.
La matanza de esos niños
mientras ustedes huían
eran espadas sangrantes
en tu corazón María.
Esos tres días sin verlo,
sin saber donde estaría,
no solo fueron tres días
fue una larga agonía.
En los años ya de mozo
¡Oh cuántas habladurías!
Si hasta de loco lo tratan
y Tú callada sufrías.
En el corazón de cada madre
siempre sangra alguna herida.
Te pido ruega por todas
o dulce Virgen María.
Concepción Costantino
Bellísimo Concepción. Ojalá la Virgen escuche las oraciones por tu curación.
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