TESTIMONIO DE ADRIÁN ESCUDERO SOBRE LA
VIRGEN DE SAN NICOLÁS
Maravilloso testimonio de fe, querido Bernabé... Aombroso. Y
exquisitamente narrado. Ya hace unos meses que vienes confirmando que tu
pluma se mueve al compás de lo inefable, y esas dotes cronicales no son
merca casualidad. Dios existe, y se comunica a través
de uno de sus hijos más queridos...
Al respecto, creo haber tomado conocimiento tiempo atrás de este
documento, cuya relectura me ha producido nuevamente una profunda
emoción.
Es que en mi caso, y según te comentaba en aquella oportunidad, pude
asistir frecuentemente los tres primeros años de videncia de Gladys de
Motta del fenómeno mariano que tan bien describes, allá por los ´80.
Hace poco cumplí 69. Tengo incluso el material con
las revelaciones diarias que durante esos años hiciera Mamá María a su
vidente, persona que hace pocos años recibió los estigmas de Cristo, y a
partir de allí cesó su videncia mariana.
Y a nosotros, con María Teresa, mi esposa, nos sucedió que saliendo la
Virgen en su preciosa imagen de San Nicolás, de la Catedral de San
Nicolás para la procesión hasta el Campito (donde todavía la BASÍLICA no
era sino un gentil pedido de Nuestra Madre), en
esa jornada vespertina, de cielo nuboso, los cielos se abrieron en el
instante en la Madre traspasaba el umbral del atrio de la Catedral, y el
sol comenzó su increíble giro astral. Fue algo majestuoso por cierto, y
dimos gracias a Dios que confirmaba de este
modo la fe de tantos millares de fieles que, de toda la Argentina,
venían a visitar a su Madre Celestial.
Quiera Dios poder renovar aquellas visitas, a las que incluso hacíamos
con los hijos a cuestas. Pero era una satisfacción sentirse parte de esa
porción del Pueblo de Dios, que con su presencia y manifestación
afirmaba nuestra fe, esperanza y caridad.
¡Gloria a Dios! ¡Mamá María Mensajera de su Hijo, el Príncipe de la Paz!
Gracias por abrirme a estos recuerdos, amiga Bernabé.
Fuerte abrazo de Luz Crística. ¡Paz y Bien! Y permíteme compartir estos
testimonios con algunos amigos en las letras, y hermanos en la Fe y
Humanidad...
¡Ora et labora!
Adrián.-
Querido Adrián. Este testimonio tuyo sobre la Virgen de San Nicolás, en sus principios, a tu amigo, me trajo el recuerdo permanente de mi unión a esa Tierra Santa que desde el primer momento tuve, con mi familia. Lamentablemente nunca tuvimos la oportunidad de ver el movimiento del sol y eso que íbamos durante muchos años cada 6 meses. Siempre dije que ese movimiento era para los privilegiados y tú lo fuiste. ¡Gloria al Señor! Bendiciones. Elsa Lorences
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