Bodas de oro matrimoniales
¡Cuánto tiempo ha pasado!
Ahora tú peinas canas y poco pelo te queda,
Yo debo recurrir a la peinadora,
para seguir siendo la rubia
que en aquel tiempo caminaba
del brazo de su padre entrando a la Iglesia.
Mi padre hacía pequeños pasos,
retardando el momento
de entregarme a quien me haría mujer.
Con cara entre feliz y triste,
cuantas cosa por su cabeza pasaban
su gorrioncito (como me llamaba)
ya poco estaría con el
Los amigos nos miraban,
Deseándonos felicidades.
Para nosotros larga resultó la Misa
con la que quisimos unirnos
y recibir la bendición de Dios.
Cuando salíamos del Templo,
no éramos dos, sino tres,
Jesús estaba entre nosotros, no para
separarnos, sino para unirnos más.
Al abrazarme a mi madre unas lágrimas
corrieron, ¿qué pensaría mamá?,
allí me di cuenta que una nueva vida
me esperaba, vendrían los hijos,
nuevas obligaciones.
No importaba porque era muy feliz
ahora después de cincuenta años,
doy gracias a Dios que siempre nos acompañó.
Ya estamos viejos, pero el amor
está presente ¿Cómo al principio?,
No, es más profundo.
Los hijos y los nietos son nuestra prolongación. Me queda algo para decir GRACIAS TOTO,
Muchas gracias por tu amor.
DIOS PACIENTE Y MAGNÁNIMO
TE ALABO POR UNIRNOS, POR LA VIDA Y EL AMOR
Aída Martha Castelan
¡Qué lindo Aída!. Amiga, colaboradora que va a cumplir 50 años de casada. Un número al que no llegan muchos. Gracias por explicarnos como te sentías y como te sientes. Deseamos que el 5 de Enero lo disfrutes con el alma. Allí estará nuestro corazón contigo. ¡FELICIDADES!
Marga Pérez y Elsa Lorences de Llaneza
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