11 de Noviembre día de la tradición
COMPAÑEROS INSEPARABLES
En una tarde de campo arrullados por la lluvia cayendo sobre el tinglado, se reunieron los paisanos a matear junto al fogón, mientras tanto el más anciano se puso a contar un cuento, que según él era cierto y así comenzó su relato.
Dijo que allá en el monte, hace tiempo, vivieron juntos un niño y un noble árbol; el niño iba creciendo y un día se alejó del monte en busca de conocimientos, que en la escuelita cercana poco a poco fue adquiriendo, el árbol también creció acunado por el viento, el sol le brindó calor y bebió el agua de las lluvias del invierno, a lo largo de los años las aves con sus gorjeos lo nutrieron, esos trinos melodiosos fue guardando bien adentro.
Un día, el menos pensado, llegó el momento en que el tronco del árbol, por hábiles manos de un artesano del pueblo se convirtió en instrumento; lo dotó de bellas formas, le puso cuerdas y también un clavijero.
El niño se hizo muchacho y la música fue su oficio, por ese don misterioso que Dios le dio, se convirtió en musiquero.
Así pasado
un tiempo, se reencontraron, el tronco que ahora es guitarra y el niño que es
guitarrero, la música que los pájaros le enseñaron, el tronco hecho guitarra
fue soltando generoso entre notas, acordes y silencios su precioso cancionero,
adornando bellas letras de poetas soñadores que le entregaron sus versos, hoy comparten su hermoso arte cantándole al paisaje, a su caballo y a su perro, a la alegría y al dolor, a la vida y al amor, cumpliendo así su misión de iluminar el espíritu, renovando la emoción de la gente que en silencio reverente escucha cada canción.
Raquel Olay de Leanza
Agosto 2017
“Refugio del silencio y la Palabra”
Lindo tu relato Raquel. Para un día como el de Hoy. Bendiciones. Elsa Lorences.
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