Inmaculada Concepción
8 de Diciembre
“La
Motita”
“Virgen de Huachana”
- Una Aparición Criolla-
“Se quemaron las ramas del
churqui, pero la imagen de la Inmaculada
Concepción que sólo la Telesfora veía se materializó en madera que pudieron
ver todos, hasta los más incrédulos. El churqui al arder le quemó a la Virgen un dedo. Por eso
le dicen la motita.”
La noche se presentaba perfecta para asistir al
encuentro de siempre. El brillo
sin igual de millones de estrellas y el imperturbable cielo azulado eran sus
mejores aliados. Una vez más, salió en silencio de su humilde hogar y se perdió
en la espesura del monte, que a esa altura ya se había convertido en su mejor
amigo. Llegó al lugar sagrado y
esperó el celestial encuentro de siempre. Pasaron unos instantes y el milagro volvió a iluminar la
oscuridad del bosque impenetrable, y trajo sosiego a su alma. Alucinada, observó la imagen divina por
eternos segundos y regresó con urgencia a su pequeña casa. Los enérgicos
latidos de su corazón le habían quitado la voz, pero no el poder de asombro. La
familia reunida en la mesa la miró (otra vez) con desaire y con ganas de
no escucharla. En el momento en el que recuperó su palabra. “La he visto de
nuevo. Juro que la he visto de nuevo”. Anunció vivamente, pero ninguno de
los comensales quitó su mirada de lo que ofrecían los platos servidos. Un silencio aterrador y la indiferencia
colectiva fue la única respuesta.
Por enésima vez en su vida, clavó su
mirada al piso de tierra y girando 180 grados, encaró por la precaria
puerta de lienzo para no regresar nunca
más. Sí. La niña cansada de que la tomaran por loca por lo que decía y
afirmaba, se introdujo en la espesura del monte santiagueño para no volver
jamás a su hogar. Pero esa iluminada
decisión de la joven Telesfora no pasó inadvertida. Su hermano Juan
Cruz, logró convencer a los vecinos y a sus propios parientes de que valía
la pena llegar hasta el lugar de las apariciones para comprobar, o desechar
finalmente, lo que la niña les venía anunciando. Una noche fieles lugareños caminaron hasta el
preciso lugar donde la joven afirmaba que aparecía una imagen divina. Instalados en la zona marcada, junto
a un árbol, hicieron vigilia toda la noche. Pasaron algunas horas y el frío
comenzó a adormecer las ansiedades. Para mitigar la helada soledad del monte,
prendieron una enorme fogata, a la que se abrazaron con fuerza para soportar
hasta el amanecer. Precisamente, cuando
el sol anunciaba su arribo al cielo santiagueño, el milagro se produjo. En medio de enormes llamas que ardían en todo
su esplendor, una imagen celestial enmudeció al monte y a todos sus habitantes. Era la Virgen María, la que tantas veces se le apareció a la niña, a quien
nunca le habían dado crédito y habían dejado partir para siempre. Asombrados y
sorprendidos por lo que sus ojos captaban, los testigos de aquella divina
aparición apagaron las llamas y comenzaron, sin saberlo, a forjar la historia
de la Virgen de huachana. ¿Qué
vienen a buscar? “Sólo vengo a agradecerle a la Virgencita”. Huachana es una fiesta que se hace gracias a la generosidad de los
que conocen a la Virgen y se enamoran de ella. “Nuestras flores son un
regalo que en estos montes santiagueños son difíciles de encontrar”.
Después dicen que nuestro Norte
Argentino no es Mariano y que tampoco es Mariano nuestro País. Feliz día de
la Inmaculada Concepción
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Tucumán #Argentina
Mil gracias Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón. Otra hermosa Advocación que no conocía. Dios lo bendiga. Elsa.
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