Mis queridos amigos
Cuando
empezó este año que nunca olvidaremos, teníamos un montón de planes… ha
sido sin duda un año nefasto, inédito, repleto de enseñanzas y
desafíos. Un año lleno de desesperanza que se ha llevado a miles de
personas. y nos ha enseñado a valorar las cosas más cotidianas.
Acaba
un año duro. Un año de inseguridades, miedos y reflexión. Pero también
de aprendizajes, complicidades y aplausos en el balcón. Este 2020 ha
sido el de las vídeo llamadas y los aperitivos virtuales a través de una
pantalla. En ese contexto de distanciamiento social y soledad, las
redes sociales se convirtieron en un campo de cultivo de iniciativas
culturales, o personales que han ayudado a desconectar de la realidad, a
huir de cifras malditas de la pandemia
Parecía que este momento
del año no iba a llegar. Nunca habíamos tenido tantas ganas de pasar
página del calendario, de empezar un año nuevo y de cerrar una etapa
complicada como la que hemos vivido. EL 2020 aparecerá en todos los
libros de historia, pero también habrá impactado de forma muy
significativa en nuestras propias vidas. Marcados por el estallido de la
pandemia y las limitaciones en el día a día, estos últimos meses han
sido un arduo periodo. Pero parece que lo peor podría estar llegando a
su fin y, en general, miramos a 2021 con la esperanza depositada en las
vacunas.
Cae el año como una hoja de otoño. Sin embargo, brota
un retoño nuevo en el árbol del tiempo y de la vida. Un año que de nuevo
nos hace renovar la esperanza, el único don que quedó atrapado en la
caja de Pandora, y nos mantiene con el ánimo de luchar para lograr las
metas que nos planteamos para el año que está a punto de comenzar
En
lo personal ha tenido de todo…pero no voy a quejarme, afortunadamente,
aquí estoy en el umbral del 2021 con la esperanza renovada y a pesar de
todo feliz porque en el árbol de mi vida siguen intactas las hojas de
mis familiares y amigos. Y aprovecho para decirte a ti hoja de mi árbol,
que te deseo salud, paz, amor, esperanza, suerte y prosperidad, hoy y
siempre…
En realidad, todos haremos lo mismo al tomar las uvas
de Nochevieja, en un ritual sobre el cual la superstición nos amenaza
que, de no hacerlo, tendremos mala suerte. Y cómo, por mucho que haya
avanzado la ciencia, aún conservamos los miedos existentes desde que el
ser humano es tal, nos apresuramos a tomarlas, por aquello del “por si
acaso”.
Y es que ni la Navidad, ni los años son iguales para
todos. Y tal como lo deseamos, el año nuevo traerá infinidad de cosas
buenas, pero también muchas otras no tan buenas. Seguirán dándose
feminicidios, violaciones, persecuciones, asesinatos, accidentes de
tráfico, guerras etc… Pero sin duda en nuestras manos está el aportar
nuestro granito de arena para que cada vez se den menos de estos
desgraciados casos.
Ojalá cuando amanezca enero nos encuentre un
poco más esperanzados, en la confianza de que la generalización de las
vacunas contra la pandemia que asola a la humanidad...dé los resultados
deseados.
Cuando este 31 de diciembre nefasto muera, desearemos
que el próximo sea mejor. Así se reta al futuro, con la fe de los
vencedores, porque un año muere para permitirnos vivir otro.
Que
la meta para el año que viene sea descubrir la grandeza de las cosas
pequeñas y lo ínfimo del esplendor, encarnar optimismo, aferrarnos a la
dignidad como ley suprema y confiar, sobre todo en nosotros mismos y en
Dios.
En breve tendremos la primera página en blanco de un libro
con 365 páginas... ¡escribamos una buena historia! Para todos ¡¡ Feliz
Año 2021!!
Eunate Goikoetxea
28-12-20
Que en este año 2021 que ya empieza a asomar, Dios nos permita entrar de a poco en una normalidad a la que se una el Amor, La Paz y la Salud. Que entendamos que entre todos podemos, que solos, no sacaremos el mundo adelante. Un mundo agobiado por una peste que lo destruyó. Deseo para tí especialmente todo lo mejor, por buena persona y excelente poeta. Por tu paciencia para nosotros, tus poetas que te amamos justamente por todo lo anterior. Bendiciones. Elsa
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