CUESTION DE TIEMPO
(GÉN. 3,19)[1]
A César Actis Brú, in memoriam…
Creemos que fue S-Tan quien abrió la ventana
y dejó escapar al tiempo. Fue aviesa traición. Los sellos se desataron como
látigos mientras el tiempo se escurría como una masa incontenible de energía
difusa y multidimensional...
Quiso vengarse, tal vez, de nuestras
fanfarronas existencias, de nuestros rostros elásticos y sonrientes, primicias
de lo eterno e inasible para él.
Detrás de su reja de vejez inexorable, a
pesar de haberlo logrado, pudo más la envidia de lo inalcanzable que el orgullo
(¿la alegría?) de lo creado. Mal dios, este Tan.
Qué lástima. Las horas –que no conocíamos-
son ahora como un ácido voraz que corroe las entrañas y, a espasmódicos
movimientos nos transforma en otros Tan, viejos y cansados, sin la esperanza de
la infinitud que, artificialmente, él infundiera algún día en nuestras vidas...
Y cuando el fermento de los alimentos
ingeridos en la alquimia de una desaparecida juventud, se libere, espontánea y
grosera de nuestros cuerpos, el corazón dirá ¡basta!, y estaremos muertos.
Y nadie volverá o podrá encerrar otra vez al
tiempo en este mundo.
Nosotros, desterrados habitantes del Edén,
lo suscribimos...
ADRIÁN N. ESCUDERO
Mil gracias Adrián por tu generosidad de participar en el Blog. Mil bendiciones Elsa.
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