ÉL, LA CRUZ
Él, la Cruz:
su cuerpo encarna
el madero, asume su
forma.
Su carne y su linfa,
su piel y sus huesos,
sus tejidos y sus
tendones,
penetran y
fecundan
las vetas del tronco
vencido
y lo renacen árbol de
luz.
Soporta el travesaño
y ejerce violencia
sobre sí mismo,
asciende, vivo y
vívido, al mástil,
extiende sus brazos en
el patíbulo
y contiene a la Creación
que su agonía
purifica.
Transfigura el
calvario:
muñecas y empeines,
astillas vivientes,
sustancian la médula,
cada hilo de sangre de
su cabeza y espalda
surca los meandros
vegetales
y circula de savia
divina al bosque inerte.
A la Cruz torna
humanidad
en el esplendor
resurrecto
de sus brotes, flores
y frutos
y expande su sinergia
y epifanía
hasta la cumbre, cima
y clímax
de su Amor, donado
cáliz del cosmos,
cielo arriba de la
copa ascendida,
corona de la
crucifixión victoriosa.
Bosco Ortega
A este poema Bosco solo se le puede agregar AMÉN. Bendiciones y Gracias. Elsa.
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