DIRECTORA DE LA REVISTA
ARISTOS INTERNACIONAL (ALICANTE ESPAÑA)
El mundo sigue confinado, cada uno en su arca de la Esperanza esperando arribar a buen puerto, pero aun nos quedan días de navegación …El coronavirus se lo ha llevado todo por delante: en primer lugar, son muchas vidas las que desgraciadamente se está cobrando este covid-19, y en un segundo plano, muchas tradiciones y costumbres que formaban parte de nuestra vida diaria. Tras un mes de cuarentena palabras como recogimiento han adquirido un nuevo significado, y eso es lo de menos. Lo demás son las semanas de Pasión por las que vienen transitando tantas familias, demasiadas, con una entereza digna de admiración. Cualquier año, tal día como hoy millones de personas estarían felices porque habían disfrutado con las vacaciones de semana santa. Pero en este calendario que manejamos ahora los días rojos ya no son los de fiesta. Solo se marcará en rojo, el día que podamos salir de nuevo a la calle. Y esta aún por marcar…El miedo al contagio nos estará esperando cuando volvamos a pisar la calle. Y cuándo llegue ese día nos preguntaremos ¿será esto una medida temporal o se reactivará el virus en invierno? Somos más resilientes de lo que pensamos en un primer momento, pero la crisis también agudiza las malas situaciones personales quizá por eso nos haremos muchas preguntas, entre ellas, ¿qué tipo de sociedad surgirá a partir de esta crisis? A propósito de esto, y en la línea de relativizar Es verdad que estamos confinados y que es duro, pero estamos en casa, con comida, con wifi... encerrados dentro de unos parámetros de confort. Si no distorsionamos esta realidad este encierro debería valernos para reflexionar sobre lo que realmente importa y ahora debe de importarnos salir de esta emergencia que está causando dolor. Si le damos sentido a lo que estamos haciendo, si entendemos el sentido de este sacrificio, la factura que nos pase el confinamiento será mucho menor.Al principio mirábamos este virus con recelo, sin darnos cuenta de que era una oportunidad para parar, pero parar de verdad… Y de pronto, nos damos cuenta que echamos de menos lo que de verdad nos han arrebatado: el contacto real, por eso hemos de aprovechar estos días para, estar con uno mismo y echar de menos todas esas cosas normales a las que antes no se les daba importancia: un abrazo, una comida familiar o una cena con amigos.Creo que una de las mejores cosas de estos días está en saborear los abrazos que daremos a los nuestros al salir, la libertad que sentiremos. Todos nos repetimos. Sigamos, aguantemos, confiemos, no perdamos la esperanza. Es ahora cuando nos damos cuenta que lo importante y lo que nos hace felices ya lo tenemos, y está más cerca de lo que pensamos.Ya queda menos para que las aguas vuelvan poco a poco a su cauce, el virus nos ha enseñado la fragilidad de la vida, que no somos imprescindibles, que todo lo que tenemos puede desaparecer en cualquier momento y que lo único que puede hacernos salir de esta es unirnos. Unirnos sin importar la raza, el sexo, la religión o las ideas políticas. Unirnos como personas. Cuidarnos como humanidad. Que así sea.
Eunate Goikoetxea 13 Abril 2020
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