“El Milagro
Oculto”
- Garabandal –
(Primera parte)
Imposible, es solamente
una figura retórica. En época de cuarentena y aislamiento en donde el tiempo transcurre de una manera
diferente y los días de semana no necesitan tener nombre. Atrapados en una cárcel
sin paredes sin guardias ni rejas que aprisionen, ya muy cerca de la franja etaria que con hipocresía dicen
cuidar, uno trata de dirigirse en
búsqueda de las cosas más altas, elevadas, espirituales. En esa pasión por escribir que invade a los escritores en sus momentos
de inspiración, el sueño nos desborda
y la imaginación sigue su vuelo. El
tiempo se ha hecho nada, porque al escuchar el tono de una voz se rompe
todo…San Sebastián de Garabandal... ¡Que delicia de paisajes! ¡Que encanto de aires
puros!...Que remanso de paz y belleza campestre. Al término de un angosto
camino que serpentea por los valles y por las faldas de majestuosas montañas
como elevándose al cielo se alza la aldea en las montañas del Cantábrico, al
noroeste de España. Es sobrenatural su serenidad y belleza. Nadie, solamente las
trecientas personas que la habitan la conocen.
No esta camino a nada. Al acostarse el sol una mujer solitaria camina
por las pedregadas calles tocando una campana y el campanario de la única
iglesia llama a rezar el Ángelus. Un monte de pinos se recuesta sobre sus
faldas y un rio manso de cantos rodados adorna su entorno. En la noche fría y estrellada,
los luceros brillaban, con un fulgor inusitado. Las callejas oscuras y
solitarias del pueblo, dan una sensación de protección como si la Madre
del Cielo, vela y protege con sus brazos extendidos a los habitantes y
transeúntes de Garabandal. En una roca que apenas asomaba del suelo,
se observa la figura de una niña que con
su vestido blanco inmaculado resaltaba como sombra alucinante la verde hierba
del prado. Su figura nos pareció angelical en aquel anochecer deslumbrante. Algo
inconfundible en el letargo nos daba a
conocer que era una de las jovenzuelas videntes de garabandal. No sé porque lo sabíamos, pero lo comprendíamos como en nuestros numerosos viajes siderales. En este letargo como bilocación profunda observamos nítidamente cuando Conchita caía en éxtasis. Poco
después Jacinta y Mari-Loli. Y
finalmente Mari-Cruz. En estado de
trance se juntaron las cuatro videntes y luego siguieron juntas rezando el
Rosario junto a parte del pueblo que la acompañaba. De pronto vimos como Conchita, en trance, se separaba de la procesión que se formaba y se dirigía con inusitada rapidez
como trasportada por los aires hacia uno de los comensales. Llevaba un pequeño
crucifijo en la mano para que lo besara. El Joven vestido de civil era un sacerdote que
con el crucifijo pegado a sus labios y no le quedó más remedio que
besarlo. Una, dos, y tres veces… Nosotros católico creyente pero pecadores por nuestras
acciones y omisiones no podíamos creer lo que
nuestras mentes y sueños unido y forjados
como hilos conductores nos brindaban…Poco
a poco fuimos saliendo del ensueño pero en nuestros recuerdos quedarán grabados como un sello inmutable el
gran milagro oculto y la certeza que Garabandal es la continuación del milagro
de Fátima. Una visión nos quedo para
siempre “Yo, el Señor, bendigo a Mis Hijos
de Garabandal….
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
Prof.
Gladys Semillan Villanueva
#Tucumán
#Argentina #España
Tierra bendita si las hay Dr. Jorge. Así empieza una serie de Milagros maravillosos. Mil gracias por el recuerdo. Elsa Lorences de Llaneza
No hay comentarios:
Publicar un comentario