UNIDOS PARA VENCER
EL TEMOR
Quiso el Padre desde el comienzo, darle un consejo a sus hijos,
para que vivan felices y alcancen la salvación, lo escribió en unas tablas y lo
grabó en su corazón; pero los hijos rebeldes, no escucharon el consejo, construyeron
sus propias reglas, sembrando gran confusión, se negaron a seguir el recto
camino que el Padre les indicó, tomaron un atajo sin salida, que el maligno mentiroso, con
astucia y con engaños del buen destino los apartó.
Fue así que en lugar de amor sembraron odio, en lugar de
compasión, creció la indiferencia y se multiplicó el dolor. No se reconocieron
como hermanos, se trataron con violencia, hubo muerte, hubo llanto, injusticia y traición……..
El Padre Misericordioso una y mil veces los perdonó, esperando su
regreso para abrazarlos con fuerza, con ternura y mucho amor.
Vivieron así a los tumbos, sin guía y sin razón, hasta que un día,
un virus desconocido, diminuto, imperceptible, del trono los derribó, todos fueron atacados sin
ninguna distinción, vimos con estupor que las potencias más sólidas, los países
desarrollados, los poderosos del mundo, fueron los primeros en sufrir la triste
desolación. Así descubrieron, que solo unidos podían vencer a ese feroz
agresor, que era necesario derribar
muros, para trabajar unidos por un mundo mejor , y construyendo puentes
fortalecer una débil relación, que las personas somos valiosas bajo cualquier condición, y brindando
mi cuidado al otro, también me cuido yo.
Hoy, fervorosos creyente, agnósticos y ateos se unen en oración,
la angustia , la desesperación y el miedo, hicieron el “milagro”, que la humanidad entera
volviera su mirada a Dios, viviendo de tal modo, que sea el amor el fuerte lazo
de unión.
Roguemos juntos al Señor de la Vida, al Padre amoroso, al Dios del
Amor, que perdone nuestras faltas, se apiade de nuestras debilidades, y nos
tenga compasión.
Raquel Olay de Leanza
______Marzo 2020
“Refugio del silencio y la Palabra”
Señor: te pido como hace tu hija Raquel en su poema, que perdones nuestras faltas y tengas compasión. Gracias Raquel. Precioso. Elsa Lorences.
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