DOMINGO DE PASCUA
Pascua: La Resurrección de nuestro Salvador.
El perdón de nuestros pecados. La Institución de la Eucaristía. María, Madre de
Jesús, Madre de todos.
¡Qué
gran regalo hizo Dios al mundo! Regaló a su hijo muy amado para que, por medio
de sus sufrimientos Obtuviéramos su perdón.
Sin embargo a veces no tenemos medida de todo
esto. Cuestionamos todo. Cuestionamos la vida, nuestras aflicciones, nuestro
dolor. Lo cuestionamos a Dios: ¿Por qué Dios no escucha mis súplicas? Dios no
es justo. Decimos en los momentos de dolor.
Perdemos de vista los padecimientos que Jesús
y María aceptaron por nosotros.
María, la dulce María. La del sí rotundo, sin
vacilación. Ella que vio morir a su hijo escarnecido, golpeado, escupido,
Crucificado. ¿Habrá dolor más grande para una madre?
Jesús, hijo de Dios aceptó con estoicismo su
dolorosa pasión. Llevó a su Cruz nuestra indignidad, nuestro envilecimiento,
nuestra mezquindad, nuestra degradación para explicarnos el gran Amor del Padre
que ofrece la vida de su hijo para expiación de nuestros pecados.
Nunca Jesús nos dijo que íbamos a ser dichosos
aquí en la tierra. Siempre recalcó que nuestra felicidad la hallaremos junto a
Dios. Pero no nos será fácil llegar a Él. Antes deberemos recorrer un largo camino de
pruebas, de aceptación, de humildad, de Amor a Dios y a nuestros semejantes.
Festejemos con esperanza la alegría de la
Pascua, pero no perdamos de vista el gran sacrificio que significó llegar a
ella.
Elsa Lorences de Llaneza
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