COMO LA VIRGEN APARECE A SAN MAXIMILIANO KOLBE Y LE OFRECE EL MARTIRIO EN EL FUTURO
“La Milicia de la Inmaculada nació en las vacaciones de verano de 1917.
San Maximiliano María Kolbe nació en en la ciudad de Zdunska Wola.
Que en ese entonces se hallaba ocupada por Rusia.
Fue bautizado con el nombre de Raimundo en la iglesia parroquial.
Fue
religioso franciscano y resultó muerto en el campo de concentración de
Auschwitz el 14 de agosto de 1941 a la edad de 47 años.
Funfafa en 1917 la Milicia de la Inmaculada.
Don temas dovocionales marcaron la vida de Maximiliano Kolbe: La Inmaculada y la Medalla Milagrosa. Y un enemigo: La Masonería.
Maximiliano cumplió su deseo máximo:
“Concédeme alabarte, Virgen Santa, concédeme alabarte con mi sacrificio.
Concédeme por ti, solo por ti, vivir, trabajar, sufrir, gastarme, morir…”
Alrededor del 1906, sucede
un acontecimiento que marca un jalón fundamental en la vida de
Maximiliano, y que deja preocupada y desconcertada a la madre.
Ella misma lo relata, a los pocos meses del martirio del hijo.
"Sabía yo de antemano, en base a un caso extraordinario que le sucedió durante la infancia, que Maximiliano moriría mártir.
Solo no recuerdo si sucedió antes o después de su primera confesión.
Una vez no me gusto nada una travesura, y se la reproché: Niño mío, ¡quien sabe lo que sera de ti!.
Después, yo no pensé mas, pero observe que el muchacho había cambiado tan radicalmente, que no se podía reconocer mas.
Teníamos un pequeño altar escondido ente dos roperos, ante el cual el a menudo se retiraba sin hacerse notar y rezaba llorando.
En general, tenia una conducta superior a su edad, siempre recogido y serio, y cuando rezaba, estallaba en lagrimas.
Estuve preocupada, pensando en alguna enfermedad, y le pregunte: ¿te pasa algo? ¡Has de contar todo a tu mamita!”
Temblando de emoción y con los ojos anegados en lagrimas, me contó:
“Mama, cuando me reprochaste, pedí mucho a la Virgen me dijera lo que seria de mi.
Lo mismo en la iglesia, le volví a rogar.
Entonces se me apareció la Virgen teniendo en las manos dos coronas una blanca y una roja
Me miró y preguntó si quería esas dos coronas.
La blanca significaba que perseveraría en la pureza y la roja que sería mártir.
contesté que aceptaba las dos.
Entonces la Virgen me miro con dulzura y desapareció”.
“El cambio extraordinario en la conducta del muchacho, para mi, atestiguaba la verdad de las cosas.
El tenia plena conciencia, y al hablarme, con el rostro radiante señalaba la deseada muerte de mártir”.
Este fascinante encuentro de Maximiliano con su “Madrecita” celestial es algo mas que un episodio pasajero.
Es la raíz de todo su futuro; es el motor de sus amplios planes; es la fuerza para los vuelos mas audaces; es el manantial de su santidad y de apostolado.
LA MILICIA DE LA INMACULADA
A los 13 años ingresó en el Seminario de los padres franciscanos en la ciudad polaca de Lvov, la cual a su vez estaba ocupada por Austria.
Fue en el seminario donde adoptó el nombre de Maximiliano María.
Finaliza sus estudios en Roma y en 1918 es ordenado sacerdote.
Devoto de la Inmaculada concepción pensaba que la Iglesia debía ser militante en su colaboración con la gracia divina.
Movido por esta convicción funda el movimiento llamado "La Miliacia de la Inmaculada" en 1917.
Cuyos
miembros se consagrarían a la Inmaculada Virgen María y tendrían el
objetivo de luchar con todos los medios moralmente válidos, en la
construcción del Reino de Dios en todo el mundo.
Maximiliano decía que el movimiento tendría:
"Una visión global de la vida católica, bajo una nueva forma, que consiste en la unión con la inmaculada
“
Al principio no existía un programa determinado.
Sólo
nos unía un deseo más o menos expreso de consagrarnos totalmente a la
Inmaculada como instrumentos en sus manos purísimas para salvar y
santificar a las almas”.
Con estas sencillas palabras nos explica el padre Kolbe el origen de su Milicia (M.I.).
La fundación tuvo lugar la noche del 16 de octubre.
Fue la primera reunión, a la que asistieron fray Maximiliano y otros seis compañeros de seminario.
Se hizo en secreto, al estilo de las logias masónicas, pero con permiso de los superiores.
El fundador presentó a los demás un proyecto de programa, que apenas ocupaba media cuartilla, para ser discutido punto por punto y luego sometido a votación.
La reunión terminó en la capilla con la imposición de la Medalla Milagrosa que sería la insignia de los nuevos "Caballeros de la Inmaculada".
Los fines de la M.I. quedan bien reflejados en sus estatutos fundacionales:
Trabajar por la conversión…y la santificación de todos bajo el patrocinio de María Inmaculada”.
“La
ocasión que determinó la fundación (de la M.I.) fueron las iniciativas
cada vez más provocativas de la masonería y demás enemigos de la Iglesia
en el centro mismo del cristianismo”.
Así lo recuerda el padre Kolbe, al cual le impresionó especialmente aquel estandarte que presidía sus manifestaciones representando a satanás aplastado bajo los pies al arcángel San Miguel.
Aquella imagen le traía a la mente, necesariamente, la de la misteriosa mujer del libro del Génesis enemistada con la serpiente.
De la contemplación de este misterio le venía a él la certeza y la confianza sin límites en la victoria final:
“Existe
mucho mal en el mundo -escribe-, pero recordemos que la Inmaculada es
más fuerte y aplastará la cabeza de la serpiente infernal”.
Las condiciones para ingresar a la milicia son:
- consagración total de si mismo a la inmaculada como instrumentos en sus manos inmaculados.
- portar como signo, de la vivencia diaria en unión con Dios y el amor de Dios, a uno la medalla de la Milagrosa.
Se pide también a sus miembros, siempre que sea posible, recitar cada día la invocación:
"
O María concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a ti, y
por todos los que a ti recurran, en especial por los enemigos de la
Iglesia".
Las personas al entrar a formar parte de una fraternidad M.I. ingresan al movimiento de La Milicia de La Inmaculada en calidad de Mílites Grado 1.
Ya que su consagración a Jesús a través de la Inmaculada es de modo espontáneo e individual (artículo 20 estatutos mundiales).
Las personas que perseveran en la fraternidad y deciden hacer su consagración de una manera pública (en
una celebración Eucarística) y vivirla de una manera asociativa con sus
hermanos de fraternidad, son considerados Mílites Grado 2.
Y si la persona decide vivir su consagración de una manera total e incondicional en organismos autónomos, dedicados de modo exclusivo a la causa de la Inmaculada, son considerados Mílites Grado 3.
Lo anterior es para cualquier fiel de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.
OBRAS Y VIDA DE SAN MAXIMILIANO
San Maximiliano fue un verdadero apostol moderno, inicia la publicación de la revista mensual "Caballeros de la Inmaculada".
Orientada a promover el conocimiento, el amor y el servicio a la Virgen, en la tarea de convertir almas para Cristo.
En 1929 funda la primera “Ciudad de la Inmaculada” en el convento franciscano de Niepokalanów a 40 kilómetros de Varsovia.
Que con el paso del tiempo se convertiría en una ciudad consagrada a la Virgen
Y en palabras de San Maximiliano, dedicada a “conquistar todo el mundo, todas las almas, para Cristo, para la Inmaculada, usando todos los medios lícitos, todos los descubrimientos tecnológicos, especialmente en el ámbito de las comunicaciones.”
En 1931, después de que el Papa solicitara misioneros, se ofrece como voluntario y viaja a Japón en donde funda una nueva ciudad de la Inmaculada (“Mugenzai No Sono”) y publica la revista “Caballero de la Inmaculada” en japonés (“Seibo No Kishi”)
En 1936 regresa a Polonia como director espiritual de Niepokalanów.
Y tres
años más tarde, en plena Guerra Mundial, es apresado junto con otros
frailes y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia.
Es liberado poco tiempo después, precisamente el día consagrado a la Inmaculada Concepción.
En 1939 las tropas hitlerianas invaden Polonia y ante la respuesta de Francia y Gran Bretaña, se inicia la Segunda Guerra Mundial.
La “Ciudad de la Inmaculada” es bombardeada y saqueada.
Kolbe es apresado y conducido al campo de concentración de Auschwitz.
En este campo fueron asesinados durante la guerra unos cuatro millones de prisioneros, gran parte en cámaras de gas.
Entre ellos figura también otro santo, en este caso mujer, Edith Stein, judía de raza, filósofa, convertida al catolicismo y carmelita descalza con el nombre de Sor Teresa Benedicta de la Cruz.
Allí, a pesar de las terribles condiciones de vida prosiguió su ministerio.
La noche del 3 de agosto de 1941, un prisionero de la misma sección a la que estaba asignado San Maximiliano escapa.
En represalia, el comandante del campo ordena escoger a diez prisioneros al azar para ser ejecutados.
Entre los hombres escogidos estaba el sargento Franciszek Gajowniczek, polaco como San Maximiliano, casado y con hijos.
Esta noche hubo el siguiente dialogo entre el detenido Maximiliano Kolve y el jefe del Campamento:
Detenido 16670 "quiero morir en lugar de ese hombre"
Jefe del campamento " Que quiere este cerdo polaco"
Detenido 16670 " Yo estoy viejo y estoy solo, el tiene mujer e hijos"
jefe del campamento (con sonrisa irónica mirando al ayudante): “Es mi cura”.
Se queda pensativo unos momentos y al fin responde en alta voz con decisión: “Aceptado”.
Todo el campo, como sacudido por una descarga electrica, quedó estupefacto.
El prisionero entregaba su vida para salvar a un padre de familia.
San Maximiliano, que no se encontraba entre los diez prisioneros escogidos, se ofrece a morir en su lugar.
San Maximiliano es condenado junto a los otros nueve a morir de hambre.
Diez días después, al encontrarlo aún con vida, los nazis le administraron una inyección letal el 14 de agosto de 1941.
Así, San Maximiliano Kolbe en medio de la adversidad, dió testimonio y ejemplo de dignidad.
En 1973 Pablo VI lo beatifica y en 1982 Juan Pablo II lo canoniza como Mártir de la Caridad.
Juan Pablo II, un año después de su elección, en Auschwitz, dijo:
«Maximiliano Kolbe hizo como Jesús, no sufrió la muerte sino que donó la vida».
Con motivo de los veinte años de la canonización del padre Maximiliano Kolbe (10 de octubre de 1982),
los Frailes Menores Conventuales de Polonia abrieron el archivo de
Niepokalanow (Ciudad de la Inmaculada, a 50 kilómetros de Varsovia),
construido por el mismo mártir de Auschwitz.
Entre los manuscritos del santo, destaca la última carta que escribió y que acaba con besos a su madre.
Una carta que refleja una ternura que
no aparecía en otros escritos, y que hace pensar que el sacrificio con
el que ofreció la vida voluntariamente en sustitución de un condenado a
muerte fue algo que maduró a lo largo de su vida.
Este es el texto del escrito:
«Querida madre, hacia finales de mayo llegué junto con un convoy ferroviario al campo de concentración de Auschwitz.
En cuanto a mí, todo va bien, querida madre.
Puedes
estar tranquila por mí y por mi salud, porque el buen Dios está en
todas partes y piensa con gran amor en todos y en todo.
Será mejor que no me escribas antes de que yo te mande otra carta porque no sé cuánto tiempo estaré aquí.
Con cordiales saludos y besos, Raimundo Kolbe».
Actualmente siguen vivas obras inspiradas por San Maximiliano,
tales como: los institutos religiosos de los frailes franciscanos de la
Inmaculada, las hermanas franciscanas de la Inmaculada, así como otros
movimientos consagrados a la Inmaculada Concepción.
Pero sobretodo, San Maximiliano nos legó un maravilloso ejemplo de amor por Dios y por los demás.
Querida
amiga: Un día como hoy 14 de agosto fue ejecutado este Santo, te mando
tarde el relato tan bello de su vida, pero si en algún momento lo puedes
poner en el blog, sería una gran ayuda a muchos que desgraciadamente
viven grandes problemas por su amor a Dios y a Nuestra Inmaculada Madre.
Bendiciones.
Aída Martha Castelan
Yo también lo estoy colocando tarde amiga. Pero nunca es Tarde cuando son estas historias tan maravillosas que nos llenan el corazón de luz. Gracias Aída. Dios bendiga tu salud. Elsa.
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