“María no se guardó nada para sí misma, no ocultó nada en la soledad ni lo ahogó en la amargura, sino que todo lo llevó a Dios.” Afirma el Papa Francisco en su homilía del 1° de enero de 2018. Continua “Confiando
se guardaba: no dejando que la vida caiga presa del miedo, del
desconsuelo o de la superstición, no cerrándose o tratando de olvidar,
sino haciendo de toda ocasión un diálogo con Dios. Y Dios que se
preocupa de nosotros, viene a habitar nuestras vidas.”
Para el Papa “La
devoción a María no es una cortesía espiritual, es una exigencia de la
vida cristiana. Contemplando a la Madre nos sentimos animados a soltar
tantos pesos inútiles y a encontrar lo que verdaderamente cuenta.”
El Papa concluye asegurando que “El
don de la Madre, el don de toda madre y de toda mujer es muy valioso
para la Iglesia, que es madre y mujer. Y mientras el hombre
frecuentemente abstrae, afirma e impone ideas; la mujer, la madre, sabe
guardar, unir en el corazón, vivificar. Para que la fe no se reduzca
sólo a una idea o doctrina, todos necesitamos de un corazón de madre,
que sepa guardar la ternura de Dios y escuchar los latidos del hombre.”
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