Tormenta crepuscular
Se despide la tarde con un pálido fulgor ceniciento
que lentamente va desplazando el añil desvaído de un cielo otoñal.
Entre jirones de nubes desgarradas por el atisbo lejano de tormenta
resiste todavía la figura de un sol que ve desvanecerse sus rojos y dorados.
Hay un último temblor escarlata en la silente quietud del horizonte.
A la vera de un camino, los altos pastizales se agitan
junto al esqueleto triste de un molino abandonado
que el paso impiadoso del tiempo despojó de su aspas.
Entre sombras azules y moradas, un relámpago lejano
lastima la quietud melancólica del campo.
Hay un volar de hojas cobrizas en los senderos desolados.
Y las primeras gotas se deshacen en chispas sobre la tierra ávida
del frescor que les devuelve la vida aletargada.
LIDIA DELLACASA DE BOSCO
Muy bien detallada la tormenta. amiga. Me pareció verla llegar. Felicitaciones. Elsa Lorences de Llaneza.
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