Las
cosas de Dios no tienen explicación humana, simplemente ocurren. Asi
sucedió con este cuadro, que una joven sin demasiada actividad artistica
reciente vio salir de sus manos. Inspiración pura, se puede decir. Lo
maravilloso es que la frescura de esta imagen del Sagrado Corazón de
Jesús nos arranca una sonrisa, porque es cercana, amistosa. Y la
historia que está detrás de la imagen es también fresca, y arranca otra
sonrisa. La compartimos contigo porque leerla nos da un momento de
amistad con Jesús, nuestro Amigo.
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