VIERNES SANTO
CAMINO AL CALVARIO
Por la calles empedradas,
camina un hombre cansado,
una Cruz sobre sus hombros
y en ella nuestros pecados.
Una corona de espinas,
circundada en su cabeza,
hiere su frente y la sangre,
corre por su cara bella.
La gente lo escupe y ríe
y solo algunas mujeres
se compadecen de El
y se adelantan llorando
a limpiar con sus pañuelos
su bello rostro sangrado.
“No lloren por mí mujeres”,
les dice el Rey de los
Reyes,
que va camino al calvario
a entregar al Padre Dios
su cuerpo por mis pecados.
Pasaron mas de dos siglos
y yo te sigo clavando,
en esa Cruz de madera,
donde entregaste tu vida
para que yo no muriera.
Y me sigues perdonando,
a pesar de mi flojera
y yo que sigo pecando,
sin poderlo remediar,
te pido perdón mi Cristo
y con vergüenza en el alma
me arrodillo ante tu Cruz
y solo atino a llorar.
ELSA LORENCES de LLANEZA
Publicado en la Liturgia
Cotidiana
De San Pablo Abril 2008
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