A veces ¡cómo quisiera! se impusiera Tu Justicia
sobre aquellos que hacen daño, los que siembran tanto mal.
Me parece impertinente Tu Paciencia y Tu Silencio
me pregunto ¿por qué callas o si tal vez, ciego estás?
Te suplico ¡házme justicia! y ruego Tu Protección,
¡detén a aquel que destruye y lastima alrededor!
pero Tú Señor, te callas y dejas acontecer
no intervienes en mi ayuda o yo no la logro ver...
Entonces al fin comprendo que Tu Ser es como un sol
que alumbra a todos los hombres y a todos da su calor.
Tú no puedes desdecirte porque eres puro Amor.
No es este Presente el tiempo en que se verá el final,
hay que armarse de paciencia y sólo en Él esperar
que aunque Dios no juzgue ahora ni castigue al que obra el mal
hay una ley escondida que se cumple y es fatal...
Cada cosa que uno hace vuelve al sitio en que partió,
el Bien nos hace felices, el Mal daña el interior.
No hace falta guardar odio ni venganza masticar,
cada uno va sembrando lo que habrá de cosechar.
Mas los que viven en Dios, el Milagro alcanzarán
transformando sus pesares en Perlas de Eternidad.
Susana Mirta Piñeiro
Plottier (Prov. del Neuquén)
mirtapieiro@hotmail.com
Te felicito Susana. ¡¡Cuántas veces me hago estas preguntas!!
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