Debía vender su café
por calles de la ciudad.
Le conmovió el desconsuelo
de tanta gente sin pan
que ha perdido todo ¡todo!
y ya ni sabe llorar.
Don Luis se vino de prisa
por frente a la Catedral
y repartió su café
con un amor sin igual.
Son cientos los evacuados
que deambulan sin cesar.
Unos buscan a sus muertos,
otros buscan ayudar.
La inundación no ha mirado
ninguna clase social.
Aún hay gente con dos manos
sirviendo con hermandad.
Todo sirve, todo vale,
cuando existe voluntad.
No importa si sos cristiano,
judío o musulmán.
Todos ponen su granito
de arena para ayudar.
Todos somos Luis ahora:
¡ayudemos sin parar!
Hoy es La Plata que sufre;
mañana, otra quizás.
No perdamos la esperanza.
Hermanos,¡sepamos! dar!
Marta Torres Jorajuría
Una lindo mensaje de Amor. Gracias Marta
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