NUESTRA VEJEZ
Para
mi esposo Manuel
A la mesa nos sentamos
y yo me puse a observarlo
Las
canas de su cabello
todo
lo habían tomado.
Las
ojeras de sus ojos
demostraban
su cansancio.
Su
espalda un poco combada
por
el peso de los años,
los
disgustos y las pérdidas
que
nos habían tocado.
De
pronto sentí su mano
que
a la mía se tomaba
y
sus ojos en mis ojos
que
con amor se clavaban,
mientras
las bocas clamaban
las
dos al mismo momento:
“Estamos
viejos mi amor”.
Y
allí se hizo silencio.
Luego
tú bajito y triste
me
dijiste:
Ahora
vendrán años duros,
peores
a los vividos,
pues
no tenemos salud,
ni
fuerzas, ni tan siquiera
un
porvenir venturoso
que
en las malas nos mantenga.
Quién sabe cuanto nos queda
para
estar en esta tierra.
Volví
a mirarte a los ojos
y
el cansancio de primera
había
acentuado más
el
brillo de tus ojeras.
La
realidad era cruda
pero
no me quedé en ella
y
sonriéndote dije:
Mira
amor, no te preocupes
que
sea lo que Dios quiera.
Elsa
Lorences de Llaneza
En
realidad dudé mucho en subir este logro mío (Medalla y Libro) que gané
con este poema. No quiero que me tachen de presumida, pero
comprendan.....¡Es mi primer medalla en Literatura! y quería
compartirla. Bendiciones Elsa
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