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ESE DULCE DOLOR
Su cintura creció tras nueve lunas
de esperar con amor al pequeñuelo
que habría de cambiarle el universo
y la haría tan feliz como ninguna.
Hubo un dulce dolor en sus entrañas,
al silencio le siguió un grito de vida
y un suspiro nimbado de esperanza
fue la tierna recepción de bienvenida.
Luego el llanto cayó, cual fina lluvia,
purificando, a la vez, su vida entera.
Se sintió madre…completa…verdadera
Y vivió la alegría de una novia.
Eva Lucero de Ortega
Del libro: Mujer Hijos y Versos
Hermoso poema Eva. Hermoso tu libro. Bello, bello. En cuanto pueda te subo otro. Bendiciones y mil gracias. Elsa Lorences de Llaneza.
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