“La Tormenta que anuncia UN NUEVO AÑO”
2021
En el cálido verano siempre es bienvenida la lluvia que venga a restituir la humedad que se robaron los secos vientos del norte. Los últimos días de Diciembre siempre las nubes se levantan y cae un chaparrón. Un chubasco a veces modesto pero que alcanza para que las plantas gocen de un alivio y se asiente la tierra agobiada con ganas de más agua. Que llueva, que llueva...la vieja está en la cueva, los pajaritos cantan…que sí, que no, que caiga un capuzón…recitaba mi Madre. La gente baquiana, se da cuenta como un radar viviente, cuando está por caer el aguacero. El resueno que suele anticipar la borrasca se mantiene continuo y grave. Embelesado siento que las miríadas de piedritas chocan contra el suelo. El caer de cristales de hielo desde un alto cirrus que atraviesan la humedad de un cúmulo, suenan como una melodía, cuando los pedruscos entrechocan entre si formando una cortina de cristal. Llueve a cántaro y el agua, cae sin relieve sobre las piedras, y la tierra ávidas de lluvia. Cuando sentía que mis fibras íntimas querían nuevamente desplegarse como un pájaro errante para abrazar y descubrir el universo, se largó la granizada en seco como si de repente se abrieran la puerta del cielo. Feroz…Fulminante. Piedras del tamaño de un huevo de gallina. Al ruido de la pedrea sobre los techos, en el acto se le sumó el de las plantas que se desgajaban y de los árboles que se venían abajo. Qué habrá durado, nada menos que cinco, nueve horas. La verdad que la tormenta que parecía una simple borrasca, me dejo impresionado. Una tormenta mayor de viento, agua y piedra. Una lluvia de verano que al fin ceso. Con mi cuerpo sin mojarse pero en estado de meditación incorpórea, percibo con absoluta claridad los movimientos de la naturaleza que nos adelantan un año nuevo de esperanza y prosperidad insospechada. Es que el cielito necesita llorar de vez en cuando. Después de la tormenta siempre llega la calma. El sol siempre sale. Hay palabras que suben como el humo, y otras que caen como la lluvia. Las nubes vienen flotando hacia mi vida, ya no para traer la lluvia o acompañar la tormenta, sino para agregar color a mi puesta de sol. En mi trasformación etérea se desprende como una descarga un grito de optimismo. Un Año Nuevo, como portal sostenido por 365 vigas, nos espera. La sed de los recuerdos y la pandemia tendrán lluvias de olvido. Un calendario, con 365 días virginales, aguarda el color de una nueva ilusión. De inmediato mi cuerpo astral toma la posición de súplica. Mi mente en un ruego vivo suplica para que la Paz que nos dejó la Navidad, no se apague con el cañón de la violencia, ni se marchite el anhelo que el hombre abriga. Que los 12 meses que nos saludan, sean oportunidades para ser mejores, dejando atrás el no puedo más y él no te metas. Atrás quedó lo viejo y nos espera lo nuevo. Olfateo el sabor a lluvia y siento el viento, junto al verdor de las plantas, el sexo de las flores y el polen de la risa. Como si infinidades de estrellas se lanzan confundidas en gotas de lluvia. El Señor, con su Nacimiento, ya alumbró cada mes de este Año Nuevo que se avecina. La Virgen Sagrada nos infundirá 365 soplos de aliento divino. Desde la altura mirando la tormenta que se apacigua lentamente y los cristales de hielo hundirse en el suelo ávido, en silencio brindo, saludo a mis lectores y editores amigos, añorando que la bienaventuranza se anide en el corazón de cada uno y puedan seguir acompañándome en mi vuelo de pájaro y sueño. Es que la vida es lluvia, fuego que arde y viento que se expande. Vive querido amigo. Aférrate a la vida que es tueno en el cielo y sol que da luz. Lucha siempre por tus sueños. Feliz año nuevo, que con la Bendición de Tata Dios, el bichito malicioso quedara en el olvido.
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Argentina #Tucumán #España
Gracias Estimado Doctor. Ojalá todo suceda como usted lo pide a la Virgen Sagrada. Dios lo Bendiga con un año 2021 fantástico. Amén. Elsa Lorences de Llaneza.
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