“MI NIDO EN NOCHEBUENA”
En mis primeros días de vacaciones, me deleito observando la luna roja desde Tafí del valle, degustando el famoso queso tafinisto y recordando en una reunión de varios, la relación de este asombroso astro y el amor. El cielo se prestaba fachendoso cubriéndonos bajo millones de esmeraldas luminosas que titilaban sin cesar. Las estrellas y constelaciones parecían estar al alcance de nuestras manos. La velada se prestaba para agasajar a la perfecta, blanca y lejana. Al mirarla, de un color diferente, uno de los comensales se acordó de fenómenos que en antiguas civilizaciones hasta los dioses tenían miedo por el recuerdo de sangre que alguna vez destellaba. Otros recordaban que la Biblia enseñaba que la luna algún día se teñiría de sangre presagiando un gran evento que cambiaría la historia. Uno que miraba sin pestañar, exaltado y a su vez melancólico, invocaba que era un fenómeno astronómico insólito y majestuoso pero que no lo podrán ver sino desde la eternidad. Despreocupándose de la versión apocalíptica, y maneando su cabeza, un aficionado a los platillos voladores aseveraba con confianza científica que el eclipse rojo está vinculado con el fenómeno ovni, afirmando que seres extraterrestres están pendientes de nosotros, dispuestos a ayudarnos y que la influencia alienígena será una revelación de muchos misterios. Un aficionado al Tarot aprovechaba la ocasión para interpretar el fenómeno como clave espiritual y simbólica con renovación hacia un nuevo mundo. El sacerdote amigo que se encontraba en el grupo enseñaba las palabras proféticas de la Biblia instruyendo que los números, las formas, los colores, los animales tienen cada uno su significado teológico. Que cualquier señal debe ser mirada desde la fe. Que el apocalipsis seguirá siendo para siempre un escrito extraordinario y mágico. Una anunciación de la salvación de Cristo. Una gran Misa cósmica que concluye con unas bodas: las de Jesús con la Iglesia, que es la humanidad salvada. Sin embargo en el jeroglífico de la conversación bajo el silencio de la noche un acriollado en el lugar, consustanciado con sus esencias, partícipe de sus tradiciones nos decía que sus antepasados siempre recordaban a la luna como la constante y fiel amiga de la tierra. Amiga consecuente, invariable, perseverante y excelente ejemplo de amor. Otro de la rueda que miraba suspendido y transportado se entusiasmó con este concepto, agregando que la luna cualquiera sea su color es la eterna enamorada de la Tierra, como lo muestra manteniéndose siempre en su entorno y mostrándole invariablemente la misma cara, como si estuviera embobada en su contemplación, deleitándose de su perpetua compañía. Y en este Tafí que no es del pasado ni del futuro sino que es perenne, que se mantiene vivo en sus aires, en su alpapuyo, en el canto de sus aguas, en el claro sol que ilumina sus cumbres, me deleito en mis primeros días de descanso. En esta noche de amigos, trasparente como el cristal, al lado del faro del cielo, se asomó una estrella diferente. Son los Reyes magos que quieren llegar a Belén para dejar sus ofrendas al que acaba de nacer. Hay fiesta sobre la tierra hay fiesta en el universo, los va guiando la estela que ilumina al Recién Nacido.
Dr. Jorge Bernabé Lobo Aragón
#Argentina #Tucumán
Gracias Dr. Jorge por contarnos su Nochebuena. Le deseo un Feliz Año 2021, con un cielo siempre como este de la foto. Bendiciones. Elsa Lorences de Llaneza.
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