SONETO A CRISTO CRUCIFICADO DE
SAN IGNACIO DE LOYOLA
No me mueve, mi Dios, para
quererte
el Cielo que me tienes prometido
ni me mueve el Infierno tan
temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor. Múeveme el
verte
clavado en una cruz y
escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan
herido,
muévenme tus afrentas, y tu
muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en
tal manera,
que, aunque no hubiera Cielo, yo
te amara,
y, aunque no hubiera Infierno, te
temiera.
No me tienes que dar porque te
quiera,
pues, aunque lo que espero no
esperara,
lo mismo que te quiero te
quisiera.
SAN IGNACIO DE LOYOLA
Magnífico Soneto. Hago mías todas
sus palabras. Te amo Jesús.
Elsa Lorences de Llaneza
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