CONTINUACIÓN DE LA CORONA DEL MAL
LA CORONA DEL
MAL[1]
(Ficción
Mitológica-Metafísica)
PARTE II/II
Millenium… La vista
fija en el objetivo y no habrá máscaras, alcoholes o confinamientos sanitarios que
lo detengan o sean obstáculo alguno para el festín que supone aquella atractiva
ambrosía que se presenta ante sus ojos rojos de ira contra ellos, los desagradecidos,
los arrojados del Edén, los humanos…
Milleniun es el
vengador. Y la Corona del Mal se planta en su cabeza torva con los erizos de un
veneno mortal. Terrible.
Millenium es el
guardián y espada del Enemigo del Hombre. Presto a cumplir con el desgarro
profundo de la tela humana y de su vana y codiciosa existencia...
Entretanto Caronte,
bufón en esa Feria de las Tinieblas, observa…
Caronte no es el
Enemigo del Hombre, sino su sediento, presto, audaz sepulturero. Para eso ha muerto vivo y ayuda a morir. No
es más que un juguete de los dioses, así como el eco febril y nauseabundo de
sus cruentos juegos de azar… Y desde su
barca observa lo que acontece a la orilla del Mundo… E intenta adivinar cómo
esa nueva criatura engendrada en las esquinas retorcidas de la genética de Natura,
hembra hija de Gea y Cronos, se aproxima a ellos, los penitentes, con la
cautela que su instinto indica, y para devorar la carne y los huesos de a
quienes sobra -en licenciosa, lasciva humanidad- y, a él, disciplinado
cancerbero de lo aciago, falta… Aún así, despojado de todo vestigio lujurioso, el
invisible espíritu que lo anima, hace estremecer la esquelética figura erguida
que se apoya, intrigada, sobre la proa de una siniestra embarcación marítima…
A la sazón creo
comprender que, tras una ágil maniobra, el corsario de la Muerte, el ministro
de la Muerte, alentando con un sutil y amargo soplo el esplendor del velamen
que empuja su barca de huesos sin tumba, sí, creo comprender, que esa gran vela
que agita su inanimado suspiro, es como un gran Sudario saludando desde la
mansa corriente del Aqueronte impulsada hacia el mar Jónico, la pandémica llegada
de una tormenta trémula de llantos y rechinar de dientes agitada a sus espaldas,
cual profético diluvio noélico …
ADRIÁN ESCUDERO
[1] ADRIÁN N. ESCUDERO (N. 1951 -
Santa Fe, Argentina), 14-04-2020 (Octava de Pascua en Tiempos de Pandemia).-
Gracias Adrián por haber esperado tanto tiempo a que cumpla mi promesa. Dios compensa. Bendiciones y cuídate. Elsa
¿Gracias, gracias, gracias!!!, querida Elsa. Pues nacimos agraciados para ser agradecidos... Y sólo espero que tu generosidad se transforme en fecunda utilidad de vida para la Vida y Literatura para nuestros queridos lectores.
ResponderEliminarOra et labora. Paz y Unión Fraterna.