Indudablemente que Dios nos ama de un modo incomprensible para nuestro corto entender, de otro modo no se puede dar medida al regalo que significa que nos envíe a Su Madre cada mes para que nos siga hablando.
Así es El, maravilloso y exagerado en Sus gestos de Amor. María, fiel reflejo de Jesús, lleva adelante aun hoy la misión que Dios le confió cuando estaba en el mundo: ser la primera cristiana, Madre de la Iglesia, pastora del mundo.
Escuchemos sus palabras de Madre una vez más.
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