Madre mía, aroma del Cielo,
por tu intercesión crucé la vereda
y abracé la Cruz de Jesucristo.
Transparentes rayos me sacudieron,
y peregriné a Lujan para reencontrarme
con el Dios Trinitario definitivamente.
Tu rostro materno me mostró el camino,
y de raíces quemadas brotó el hombre nuevo.
Fructificó la Fe, renació la Esperanza
y se encendió el amor
en mi corazón herido.
¡Gloria a ti María Hija del Padre!
¡Gloria a ti María Madre del Hijo!
¡Gloria a ti María Esposa del Espíritu Santo!
Amén.
Miguel Ángel Migliarini.
San Nicolás de los Arroyos, octubre del
2014.-
Recordando
el año de 1963, en el que por intercesión de la Santísima Virgen María,
crucé la vereda, y abracé la Cruz de Jesucristo, te hago llegar la
poesía que surgió desde muy dentro de mi alma. Miguel
Gracias Miguel. Somos pocos los que escribimos poemas a la Virgen por eso me encantó.
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