UN PAÍS NUEVO:
ARGELIA
Constitucionalmente se define como país árabe, amazigh y musulmán.8 9 Es miembro de la Unión Africana y de la Liga Árabe desde prácticamente su independencia, y contribuyó a la creación de la Unión del Magreb Árabe (UMA) en 1988.
Argelia recibe su nombre de su capital y ciudad más importante, Argel, el cual deriva del catalán Aldjer,10 y éste del árabe Al-Yaza’ir (الجزائر), que significa «Las islas», en referencia a unos islotes situados en el puerto de Argel y que forman parte de su espigón actual, habiendo sido extendido entonces para designar a todo el país (ordenanza de 1842). En árabe el país y su capital reciben el mismo nombre.
Una segunda explicación apuntaría a que el nombre Yazair estaría ligado a la dinastía bereber de los ziríes, del nombre de su fundador Buluggin ibn Ziri (de tiziri, "Claro de luna" en bereber), que fundó Argel y reinó un tiempo en un territorio considerable de la Argelia actual. Los habitantes de la ciudad de Argel se autodenominan tradicionalmente Dziri o Dzayer, y, por otra parte, llaman a su país El-Dzayer.
Por último, una tercera explicación indica que, según unos geógrafos musulmanes de la Edad Media, la costa fértil de Argelia, atrapada entre el Sáhara y el mar Mediterráneo, aparecería como una isla de vida o Al-Yaza’ir.
El continente africano, la cuenca del Mediterráneo, así como Europa y Oriente han sido elementos indispensables para el devenir y enriquecimiento histórico de Argelia. Además, en el extremo sur del país se puede visitar el museo natural más grande del mundo, en el que hay pruebas suficientes para atestiguar la extraordinaria riqueza de la historia del país.
Argelia ha estado habitada por los bereberes desde hace más de diez mil años. Los bereberes construyeron los primeros monumentos de la Antigüedad, de los que aún quedan numerosos vestigios. En el último milenio a. C., levantaron varios mausoleos importantes entre los que destaca el de Medghassen, en la provincia de Batna, en el noroeste del país. Desde el año 1000 a. C. hay constancia de que mantenían relaciones comerciales con los fenicios (cartagineses), que habían establecido colonias en la costa, y con los egipcios.
En el siglo III a. C., los romanos denominan esta región Numidia, habitada por los bereberes masilianos y los maselinos. Éstos últimos se aliaron con los cartagineses en la Segunda Guerra Púnica, mientras que los primeros, aliados de los romanos y gobernados por Masinisa, acabaron recibiendo todo el reino de sus conquistadores.
A la muerte de Masinisa en 148, Escipión Emiliano dividió los poderes del reino entre los 3 hijos de Masinisa, dándole a cada uno el control sobre el tesoro, el ejército y la justicia respectivamente. En 113, Yugurta se alzó contra los romanos y acabó derrotado, tras lo cual Numidia fue gobernada por un rey vasallo de Roma hasta que, bajo Diocleciano, se convirtió en una simple provincia del imperio y finalmente volvió a manos de los bereberes hasta la invasión de los vándalos en 430.
Los romanos dejaron importantes ciudades en el norte de Argelia, entre las que destacan Iol Caesarea, Tipasa (Tipaza), donde se encuentra una de las necrópolis más antiguas del Mediterráneo, Cuicul, Thubursicu-Numidarum (Khemissa), Madaure, Thamugadi (Timgad), Diana Veteranorum, Theveste (Tébéssa) y Lambaesis.
A principios del siglo VI, las tropas de Justiniano I expulsaron a los vándalos y recuperaron el reino para el Imperio bizantino, que lo gobernó de manera precaria hasta la llegada de los árabes en el siglo VIII.
La caída de Roma tras la invasión de los vándalos y la inestabilidad durante el período bizantino entrañaron la reconstitución de algunos de los principados bereberes, que se resistieron a la ocupación de los Omeyas musulmanes entre los años 670 y 708.
Los personajes más conocidos de este conflicto fueron el rey cristiano Kusayla, que venció a Sidi Ocba ibn Nafaa en el año 689, cerca de Biskra, y la reina guerrera Dihya, llamada "la Kahena", que a la cabeza de los bereberes (principalmente los célebres Zenetas), infligió, en la batalla de Meskiana de 693, una severa derrota al cuerpo expedicionario del emir Hassan Ibn en Noman, a los que alejará hasta Trípoli.
Tras la conquista musulmana, los ciudadanos del territorio adoptarán la religión islámica (para protegerse contra los ataques de los nómadas) y progresivamente adquirirán la lengua árabe. Bereber, fenicio, latín, árabe, español, turco, francés: la mezcla de lenguas, el "mestizaje lingüístico", es intenso, dando lugar al árabe argelino (y al árabe magrebí en general) que se mantiene hasta nuestros días. La lengua bereber también ha sobrevivido hasta la actualidad.
A raíz de la victoria definitiva de las tropas de los Reyes Católicos en 1492, parte de la población de Al Andalus es obligada a huir de la península ibérica. Si bien los mudéjares ya habían empezado a emigrar desde finales del siglo XV, el flujo hacia el Magreb se intensifica a partir de la Pragmática Sanción de 1502 que les obligaba a convertirse al catolicismo, pero sobre todo a partir de su expulsión completa en 1609. Los entonces denominados moriscos se refugiaron mayoritariamente tanto en Marruecos como en Argelia, países que desconocían por completo. La llegada de estas grandes familias en la mitad oeste de Argelia influirá profundamente en la cultura y la vida social y contribuirá a la construcción de las grandes ciudades y a la expansión de su economía.12
Después de una sangrienta guerra de liberación que duró ocho años, el 18 de marzo de 1962 el gobierno francés y el FLN (Frente de Liberación Nacional) firmaron los Acuerdos de Evian que establecieron un alto el fuego y la convocatoria de un referendum de autodeterminación.13 Argelia obtuvo la independencia el 5 de julio de 1962, y tras las primeras elecciones generales del mes de septiembre Ferhat Abbas, elegido presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), proclamó la creación de la República Argelina Democrática y Popular.14
Cerca de un millón de europeos abandonó el país, y con ello el país perdió a la mayoría de los administradores, empresarios y técnicos. El 70 % de la población se encontraba sin trabajo, pero existía un profundo sentimiento de solidaridad nacional.
El régimen político de Argelia es el de una república presidencial, en la cual el presidente de Argelia es el jefe de Estado y el jefe de gobierno.
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Marga Pérez y Elsa Lorences de Llaneza
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