Mensaje del 2 de abril de 2014
“Queridos hijos, con amor materno deseo ayudaros para que
vuestra vida de oración y penitencia sea un verdadero intento de acercamiento a
mi Hijo y a Su Luz Divina, para que sepáis cómo separaros del pecado. Cada
oración, cada Misa y cada ayuno son un intento de acercamiento a mi Hijo, una
remembranza de Su gloria y un refugio del pecado; son el camino hacia una nueva
unión del Buen Padre con sus hijos. Por lo tanto, queridos hijos míos, con los
corazones colmados de amor, invocad el Nombre del Padre Celestial para que os
ilumine con el Espíritu Santo. Por medio del Espíritu Santo, os convertiréis en
fuente del Amor de Dios. De esa fuente beberán todos aquellos que no conocen a
mi Hijo, todos los sedientos del amor y de la paz de mi Hijo. ¡Os doy las gracias!
Orad por vuestros pastores. Yo oro por ellos y deseo que ellos sientan siempre
la bendición de mis manos maternas y el apoyo de mi Corazón materno."
Mensaje del 25 de abril de 2014
“¡Queridos hijos! Abran sus corazones a la Gracia que
Dios les da a través de mí como una flor que se abre a los cálidos rayos del
sol. Sean oración y amor para todos aquellos que están lejos de Dios y de Su
Amor. Yo estoy con ustedes e intercedo por todos ustedes ante mi Hijo Jesús y
los amo con un amor inconmensurable. Gracias por haber respondido a mi
llamado.”
Medjugorje, Bosnia Herzegovina, 1 de mayo de 2014.
Mensaje extraordinario para unos 90 sacerdotes provenientes
de varios países por medio de Iván Dragicevic.
"Queridos hijos, amadísimos míos, también hoy de
manera particular, deseo invitarlos a orar por las familias, por la santidad en
las familias. También oren por mis pastores, por los nuevos pastores; esos
nuevos pastores surgirán a través de la oración familiar. Es por eso que
durante todos estos años, los he estado invitando a orar por las familias. La
Madre ora por todos ustedes e intercede ante su Hijo por cada uno de ustedes.
Vayan en paz queridos hijos míos."
Mensaje del 2 de mayo de 2014
“Queridos hijos, Yo, su Madre, estoy con ustedes por
su bien, por sus necesidades y por su conocimiento personal. El Padre celestial
les ha dado la libertad de decidir por sí solos, y de conocer por sí solos. Yo
deseo ayudarlos. Deseo ser su Madre, Maestra de la Verdad, para que con la
simplicidad de un corazón abierto, conozcan la inconmensurable pureza y la luz
que proviene de ella y que disipa las tinieblas, la luz que trae esperanza. Yo,
hijos míos, comprendo sus dolores y sufrimientos. ¿Quién mejor que una Madre
los podría comprender? ¿Y ustedes, hijos míos? Es pequeño el número de aquellos
que me comprenden y que me siguen. Grande es el número de los extraviados, de
aquellos que no han conocido aun la verdad en mi Hijo. Por lo tanto, apóstoles
míos, oren y actúen. Lleven la luz y no pierdan la esperanza. Yo estoy con
ustedes. De manera particular estoy con sus pastores: los amo y los protejo con
un Corazón materno, porque ellos los conducen al Paraíso que Mi Hijo les ha
prometido. ¡Les agradezco!”
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