Anoche, muchos niños, temprano a dormir fueron,
llevaban en sus mentes, una carta de sueños.
La carta de esperanza,
que tienen los pequeños,
al saber que tres magos, han de bajar del
cielo.
Con sonrisas alegres, muy contentos pusieron,
agua y pasto fresquito, para los tres camellos.
Y así al amanecer, en
este seis de enero,
el sol brillo en la
cara, de tantos pequeñuelos.
Y corren presurosos, a ver lo que trajeron,
abriendo los paquetes, para mostrar primero.
Muy felices observan, cumplidos sus anhelos,
lo que tanto esperaban, aquel juguete nuevo.
Un auto, una pelota, tal vez un sonajero,
o una muñeca que habla, ¡que alegres todos
ellos!
Pero hay otros pequeños, allá, en medio del
cerro;
¿Será porque están lejos, que los reyes no
fueron?
¿O porque son muy pobres, y entonces no pusieron,
sus alpargatas rotas, para juntar deseos?.
Y amaneció lloviendo, como
un llanto del cielo,
para esos chiquilines, morochitos del cerro.
Y brillaban las gotas,
en las caras de sueño,
pues salieron temprano, vendiendo pan casero.
Recorriendo al
tranquito, esos largos senderos,
para poder ganar, al menos su sustento.
Yo hoy quiero saludarlos, en este seis de
enero,
y a todos esos niños, decirles que los quiero.
No pierdan la
esperanza, los reyes, ¡Si vinieron!,
y los vieron a todos, aun los mas pequeños.
Pero es que sus
regalos, no caben en camellos,
ni en cajas, ni en paquetes, pues son los mas
inmensos.
¡Se los tienen guardados, junto a Dios, en el
cielo!
Ruben Esteves
estevesruben@hotmail.com
Estimada Elsa: Te envío un poema que escribí hace 22 años cuando el 6 de
enero me encontraba vacacionando en un pequeño pueblito de las sierras
de Córdoba.
Saludos.
Hay Rubén: ¡Cómo me hicieste llorar amigo! ¡Qué lástima que nos olvidemos hoy y siempre de estos niñitos que pululan por nuestra patria. Que en 22 años no se haya mejorado nada este panorama. Dios te bendiga. Gracias por colaborar.
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