Del silabario
que viaja
por mi sangre,
cada palabra
la siento latir
en el corazón.
La vida
me empapa
de conocimiento,
y la esperanza
me libera
junto a la fe.
Más avanzan
el tiempo
y el espacio,
más reconozco
las vibraciones
de mi alma.
Adorándote
me
arrodillo
ante ti Señor.
El vaticinio es
que Tú me dictas
y yo escribo.
Miguel Ángel Migliarini
San Nicolás de los Arroyos
11-1-2014
Gracias Miguel Ángel. A mí me asombra las distancias que acorta este Blog. Dios te bendiga.
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