UNA JOYA PARA ELSA
Liturgia
Cotidiana Noviembre 2009
Quiero
enhebrar las palabras
para
entregarte una joya
y decirte
que no hay nadie en el mundo
que sea
más hermosa.
Tú fina
piel de azucena
tus
labios, que a la palabra enamoran,
tus ojos,
que encienden la dicha
de todos
los que te atesoran.
Tu silueta
detiene el aire
por sutil
y garbosa,
las flores
te ven pasar
y te
regalan su aroma.
Tu
presencia llena de luz
nuestras
dudas y demoras
eres un
ángel del cielo
que ayudas
a toda hora.
Nos tienes
infinita paciencia
para que
el encuentro no decaiga
y con una
leve mirada
ya sabes
lo que nos pasa.
Te acercas
y reparas
nuestros
corazones
y nos
pones a trabajar
unidos
entre canciones.
Te costó
mucho entender
que se
vive de la providencia
pero una
vez que la viviste
la
entregas a manos llenas.
Ves la
profundidad del amor
en las
cosas más pequeñas
y te
vuelves comunicación
que a
todos nos alimenta.
Le sacas
horas al sueño
para tejer
poemas
y te
vuelves regalo
de todos
los que te esperan.
Te encanta
sorprendernos
para que
los seres entiendan
que hay un
maravilloso mundo
que a
todos nos rodea.
Despiertas
en nosotros
nuestra
capacidad primera
de vivir
enamorados
con tus
mágicas ideas.
Nos
brindas el asombro
que cada
cosa te entrega
para que
juntos construyamos
un abrazo
en esta tierra.
Contigo no
estamos solos
porque tú
llevas la bandera
en la
edificación del reino
que está
más allá de las estrellas…
Gracias
por ser madre de todos
querida
Elsa Llaneza.
P. Hernán
Pérez Etchepare, ssp.
Ja. Ja. Ja. querido Padrecito. ¿Te acuerdas, desde dónde estés, que me lo hiciste en desagravio porque nos peleamos, no recuerdo por qué, pero después te diste cuenta que yo tenía razón? ¡Si hasta lo publicaste en la Liturgia Cotidiana para que te perdonara mejor! ¡Eras tan genuino y tan cómico! Gracias amigo porque junto a tí y "nuestros poetas" viví los mejores años de mi vida. Elsa Lorences de Llaneza
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