Festejábamos el último Café del Abrazo
Literario en Diciembre del año 2007. El Padre Hernán era el creador de este
primer Café Literario católico del País y
yo su colaboradora. Hernán era un ser fuera de serie: Divertido y alegre
con todo el mundo. Tenía una faceta que lo hacía muy humano, era muy sensible.
Muchos me preguntaban si de verdad era sacerdote.
Él tenía una
amiga entrañable, Elsa Luján Bellotto de la localidad de Castelli, que llevaba,
postrada en cama, para ese entonces seis años. Yo con ella teníamos una
relación de hermanas a la distancia y
ese año, por teléfono, habíamos preparado algo para sorprender al Padre: El
armado en vivo de un pesebre grande de mi propiedad que, además de la casita del
niño, tenía las casas del pueblo, puentes, pastores, ovejas y luces, muchas
luces. La idea era que: La voz de Elsita se escuchara desde un CD que había
armado ella con una radio de su zona, con música y contando cómo había sido el
nacimiento de Jesús. Mientras ella contaba, mis amigas, a las que agradezco
profundamente la ayuda, llevaban las figuras y las iban poniendo a medida que
Elsita las mencionaba. Cuando llegaba el niño las luces se prendían e
iluminaban toda la escena.
Como el Padre me
pedía siempre que lo sorprendiera yo no le conté nada pero estaba emocionada
porque me imaginaba la cara de Hernán, demasiado sensible a circunstancias
emocionantes, cuando escuchara la voz de
su amiga. Llegué muy temprano aquel día porque tenía que armar el “esqueleto”
del pesebre: Las montañas, las casas y el cielo. Solo quedarían aparte las
figuras que teníamos que ir agregando. El Padre Hernán me ayudó primero, como
siempre, a armar el salón (en aquel principio de los Cafés lo armábamos y
desarmábamos nosotros), cantando y haciendo chistes. Luego lo perdí de vista.
La gente fue
llegando a horario, creo que había entre ochenta a noventa personas. Llegaba la
hora de empezar y me puse a buscar a Hernán, pero Hernán no aparecía. La gente
se impacientaba. Algunas personas querían que empezara sin él porque tenían
compromisos pero…..
¡Cómo iba a comenzar sin él, si era su sorpresa! Yo
buscaba y mientras buscaba cada tanto
pasaba entre la gente y para apaciguar los ánimos cantaba: “Se me ha perdido un
cura tralalá, tralalá, tralalero” y la gente se reía, pero yo por dentro estaba
prendida fuego.
Creo que Dios se compadeció de las dos Elsas que habíamos
trabajado tanto y me iluminó. Subí hasta su casa y la Señora que estaba
terminando de acomodar la cocina, luego de buscarlo por todos lados, fue hasta
su pieza y allí lo encontró: ¡DURMIENDO LA SIESTA! Había puesto el reloj que no
sonó. Por suerte todo salió bien y después de armar el Pesebre, terminamos
todos de pie, tomados de la mano cantando “Noche de Paz” como nos pedía Elsa
Bellotto.
¡Cómo se
deben de estar riendo desde el cielo Elsita y Hernán, seguramente también
tomados de la mano!
Mi recuerdo,
amigos del alma, por ustedes es permanente. Los amé y los amo. Que en Paz
descansen.
Elsa Lorences de
Llaneza
FOTO: Padre Hernán Pérez Etchepare y Elsa Luján Belloto de Castelli Pvcia. de Bs. As.
jajaja Me río pero allí estuve y la gente se impacientaba por la tardanza y Elsa ya no sabía qué hacer. EL PESEBRE FUE FANTASTICO Y EMOCIONANTE CON LA VOS DE la otra Elsa quien también tuve la Gracia de conocer(con anécdota incluída).
ResponderEliminary el padrecito Hernán con lágrimas en los ojos escuchaba atentamente el CD con la voz que él amaba dulcemente.
GRACIAS ELSA POR ESTE RECUERDO
María del Carmen
ME ENCANTÓ EL RELATO Y MUCHO MÁS SABER QUE ES REAL MUY EMOTIVO EN TODO SENTIDO TE FELICITO ELSA
ResponderEliminar¡Querida tocaya,lo leí muy emocionada! Fue como haber estado ahí.¡Qué hermosa sorpresa para Hernán!¡Qué bello trabajo el de las dos Elsas!.Realmente algo inolvidable!¡Gracias Elsa por compartirlo! Muchos cariños y bendiciones!Elsa Tébere
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