CORRECION
FRATERNA
"HAGAN PROPIA LA ALEGRÍA DE AMAR A JESÚS EN LA INTIMIDAD DE SU
CORAZÓN Y EN CADA PERSONA, Y COMPARTAN ESTA ALEGRÍA CON TODOS AQUELLOS
QUE SE CRUCEN EN SU CAMINO".
Beata Madre Teresa de Calcuta (Cristo Hoy -04/11/02).-
El
cumplimiento recto del deber no puede concebirse sin la observancia estricta de
los valores o principios que le dan origen. Si alguien toma una decisión
equivocada, de buena fe y es fraternalmente corregido a tiempo para que la
revierta, y no lo hace, se vuelve a equivocar y hace equivocar a los
que de él dependen. La necedad del soberbio sólo puede equipararse a la astucia
de los que persisten en sus errores, con el objeto de alcanzar oscuros
intereses personales. Y Dios, que lee el corazón de cada uno, a su momento,
hará justicia. Porque con Dios no se juega: el ama al justo y limpio de
corazón, y lo protegerá del malvado. A los ojos del impío, la batalla parecerá
ganada: pero, ¿qué pueden ver los ojos de un ciego? Consecuencia: reconocer los
errores a tiempo no nos humilla, sino que nos dignifica como hombres dispuestos
a crecer en la verdad y la justicia. El que pueda entender, que entienda...
Agradezcamos
a quien aliente y sepa comprender este punto de vista para bien de todo
atribulado ofendido injustamente –en
realidad, toda ofensa es injusta-, en busca de superar barreras y construir
puentes de hermandad. Ese apoyo amoroso será aceite, bálsamo sobre la herida
que sana y restaura (porque sólo el Amor
tiene el poder de restaurar y resucitar lo que está roto o muerto), y
devuelve la Paz -que, en verdad, nunca se pierde
si uno sabe que lo piensa, siente, dice y obra, lo hace pasar, inteligencia
racional y emocional mediante, por el tamiz, la fragua, el parámetro del
pensar, sentir, obrar, y estar con Él o rechazarlo, de juntar con Él o
desparramar-.
Esa es la Paz del justo. Pues sólo la
verdad predicada a tiempo o a destiempo (san Pablo) evangeliza ("No se enciende un farol
para ponerlo bajo una mesa" -JC). Más, cuando uno ha sabido con
propiedad intelectual y emocional, ceder a la cerrazón del Otro, y lo ha
convocado fraternalmente a "barajar y dar de nuevo", a volver a
empezar, y éste, obnubilado aún por un mal entendido ascetismo individualista,
rechaza toda posibilidad de acercamiento; se irrita en desmesura de juicio y
hasta pega un portazo, como un niño malcriado, y ni siquiera intenta el cambio
–hacer caso omiso de una ofensa- por respeto a quienes lo acogieron con
generosidad institucional...
Entonces,
"¿Señor, cuántas veces he de perdonar a mi hermano? -si es que retracta y repara el
equívoco, debiera ser; si bien muchas veces el cristiano debe humillarse, y
abajarse al Otro aunque éste no repare su error, y volver en la esperanza a
intentar caminar juntos otra vez- ¿Hasta
siete veces?", planteó Pedro. "No digo hasta siete sino setenta veces
siete", aclaró Jesús. Es decir, siempre; siempre -sobre todo, agrego- que aquél que ha sido amonestado con dulzura y
corregido fraternalmente, con fundada y razonable prueba de un error, esté
dispuesto a revertir su conducta soberbia o hipócrita; sino, el mismo se
condena al ostracismo -aunque parezca mínimo, la suma de los pequeños
fallos van cimentando la conducta soberbia o hipócrita, y si uno no corrige y el
Otro no cambia, resulta cómplice de su pequeña o gran maldad; así, el camino
del Infierno está empedrado de buenas intenciones. No basta con salidas
privadas: si el error ha sido público, pública debe ser la conversión. Hay que
cambiar. Y demostrar en los hechos que las personas que forman parte de una
institución en la que comulgo sueños y fines, realmente nos interesan-.
De
hecho, si uno ha corregido fraternalmente, pero el Otro subsiste en su actitud,
queda liberado por Dios de la carga que, ahora, sólo pesará en las espaldas de
ese Otro. Porque después del Tiempo de la Misericordia, vendrá
el Tiempo de la Justicia,
y cada uno será tenido en cuenta según sus Obras, por el Único que conoce lo
que hay en el corazón de cada persona.
Gracias
a aquellos que saben ponerse con caridad, es decir, con pre y ocupación,
sencillez, humildad y esperanza, en el
lugar del Otro (ya ofensor, ya ofendido,
ya compartiendo o disintiendo en sus objetivos o alcances). Porque de eso
se trata la libertad. Del ejercicio consciente del pensamiento y su puesta en
acción, pero con responsabilidad social; y no como mero arrebato impulsivo y
ciego, bajeza que arremete contra todo y todos los que se oponen a una forma de
ser o de pensar.
El
debate de ideas y posturas, ennoblece y enriquece a las partes que, con libre albedrío -es cierto-, más con
respeto y humildad, se allana al debate de las ideas. Si bien, como afirmara
Cristo, sólo la verdad nos hace libres con certeza; también es cierto que,
debido a nuestra fragilidad y racionalidad y emocionalidad limitadas, la verdad es como la lluvia
y nos moja por partes. Y como seres gregarios, sociales que somos, debemos
estar "dispuestos a escuchar las
razones de los demás, para estar preparados al encuentro con la Verdad (Total)"
(dixit., P. Germán Saksonoff – Cristo Hoy). Y sólo una mente y un corazón
imbuido por el arrojo del Amor (1 Cor. 13, 1-13)[2], y la
preeminencia de la Caridad,
puede otorgarnos dicha disposición interior.
Nos
salvamos en racimo (San Agustín de Hipona). Nos necesitamos unos a otros para
cimentar la Humanidad.
El solitarismo es
inconducente. Busca en definitiva su propio interés. Alardear de ello es
mortal. El aislamiento sin retorno a lo comunitario, a los otros, a los demás,
es una enfermedad mental o emotiva; que sólo enderezado por el Amor de Dios
puede superarse. “El Amor es paciente y
servicial (…) se regocija en la
Verdad (…) El amor todo lo disculpa” (1 Cr., ob. cit.). Y
no hay Poema o Relato o Ensayo que nos ampare de semejante actitud inhumana: el
desamor En cambio “El amor todo lo
disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cr., ob. cit.). De allí que los místicos y ascetas más
famosos (vgr.: San Etilita, el viejo)
se hayan destacado por su eremitismo,
pero también por la devolución social del fruto de sus íntimas reflexiones y
acciones.
Adrián N. Escudero
Hermosa Reflexión Adrián. Felicitaciones. Dios te bendiga. Elsa.
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