martes, 19 de noviembre de 2019

REFLEXIÓN: "CORRECCIÓN FRATERNA" ADRIÁN N. ESCUDERO




CORRECION FRATERNA
(Un intento de reflexión al respecto)[1]
  

"HAGAN PROPIA LA ALEGRÍA DE AMAR A JESÚS EN LA INTIMIDAD DE SU CORAZÓN Y EN CADA PERSONA, Y COMPARTAN ESTA ALEGRÍA CON TODOS AQUELLOS QUE SE CRUCEN EN SU CAMINO".
Beata Madre Teresa de Calcuta (Cristo Hoy -04/11/02).-


    El cumplimiento recto del deber no puede concebirse sin la observancia estricta de los valores o principios que le dan origen. Si alguien toma una decisión equivocada, de buena fe y es fraternalmente corregido a tiempo para que la revierta, y no lo hace, se vuelve a equivocar y hace equivocar a los que de él dependen. La necedad del soberbio sólo puede equipararse a la astucia de los que persisten en sus errores, con el objeto de alcanzar oscuros intereses personales. Y Dios, que lee el corazón de cada uno, a su momento, hará justicia. Porque con Dios no se juega: el ama al justo y limpio de corazón, y lo protegerá del malvado. A los ojos del impío, la batalla parecerá ganada: pero, ¿qué pueden ver los ojos de un ciego? Consecuencia: reconocer los errores a tiempo no nos humilla, sino que nos dignifica como hombres dispuestos a crecer en la verdad y la justicia. El que pueda entender, que entienda...
    Agradezcamos a quien aliente y sepa comprender este punto de vista para bien de todo atribulado ofendido injustamente –en realidad, toda ofensa es injusta-, en busca de superar barreras y construir puentes de hermandad. Ese apoyo amoroso será aceite, bálsamo sobre la herida que sana y restaura (porque sólo el Amor tiene el poder de restaurar y resucitar lo que está roto o muerto), y devuelve la Paz -que, en verdad, nunca se pierde si uno sabe que lo piensa, siente, dice y obra, lo hace pasar, inteligencia racional y emocional mediante, por el tamiz, la fragua, el parámetro del pensar, sentir, obrar, y estar con Él o rechazarlo, de juntar con Él o desparramar-. 
    Esa es la Paz del justo. Pues sólo la verdad predicada a tiempo o a destiempo (san Pablo) evangeliza ("No se enciende un farol para ponerlo bajo una mesa" -JC). Más, cuando uno ha sabido con propiedad intelectual y emocional, ceder a la cerrazón del Otro, y lo ha convocado fraternalmente a "barajar y dar de nuevo", a volver a empezar, y éste, obnubilado aún por un mal entendido ascetismo individualista, rechaza toda posibilidad de acercamiento; se irrita en desmesura de juicio y hasta pega un portazo, como un niño malcriado, y ni siquiera intenta el cambio –hacer caso omiso de una ofensa- por respeto a quienes lo acogieron con generosidad institucional...
    Entonces, "¿Señor, cuántas veces he de perdonar a mi hermano? -si es que retracta y repara el equívoco, debiera ser; si bien muchas veces el cristiano debe humillarse, y abajarse al Otro aunque éste no repare su error, y volver en la esperanza a intentar caminar juntos otra vez- ¿Hasta siete veces?", planteó Pedro. "No digo hasta siete sino setenta veces siete", aclaró Jesús. Es decir, siempre; siempre -sobre todo, agrego- que aquél que ha sido amonestado con dulzura y corregido fraternalmente, con fundada y razonable prueba de un error, esté dispuesto a revertir su conducta soberbia o hipócrita; sino, el mismo se condena al ostracismo -aunque parezca mínimo, la suma de los pequeños fallos van cimentando la conducta soberbia o hipócrita, y si uno no corrige y el Otro no cambia, resulta cómplice de su pequeña o gran maldad; así, el camino del Infierno está empedrado de buenas intenciones. No basta con salidas privadas: si el error ha sido público, pública debe ser la conversión. Hay que cambiar. Y demostrar en los hechos que las personas que forman parte de una institución en la que comulgo sueños y fines, realmente nos interesan-. 
    De hecho, si uno ha corregido fraternalmente, pero el Otro subsiste en su actitud, queda liberado por Dios de la carga que, ahora, sólo pesará en las espaldas de ese Otro. Porque después del Tiempo de la Misericordia, vendrá el Tiempo de la Justicia, y cada uno será tenido en cuenta según sus Obras, por el Único que conoce lo que hay en el corazón de cada persona.   
    Gracias a aquellos que saben ponerse con caridad, es decir, con pre y ocupación, sencillez, humildad  y esperanza, en el lugar del Otro (ya ofensor, ya ofendido, ya compartiendo o disintiendo en sus objetivos o alcances). Porque de eso se trata la libertad. Del ejercicio consciente del pensamiento y su puesta en acción, pero con responsabilidad social; y no como mero arrebato impulsivo y ciego, bajeza que arremete contra todo y todos los que se oponen a una forma de ser o de pensar.
    El debate de ideas y posturas, ennoblece y enriquece a las partes que, con libre albedrío -es cierto-, más con respeto y humildad, se allana al debate de las ideas. Si bien, como afirmara Cristo, sólo la verdad nos hace libres con certeza; también es cierto que, debido a nuestra fragilidad y racionalidad y emocionalidad limitadas, la verdad es como la lluvia y nos moja por partes. Y como seres gregarios, sociales que somos, debemos estar "dispuestos a escuchar las razones de los demás, para estar preparados al encuentro con la Verdad (Total)" (dixit., P. Germán Saksonoff – Cristo Hoy). Y sólo una mente y un corazón imbuido por el arrojo del Amor (1 Cor. 13, 1-13)[2], y la preeminencia de la Caridad, puede otorgarnos dicha disposición interior.
   Nos salvamos en racimo (San Agustín de Hipona). Nos necesitamos unos a otros para cimentar la Humanidad. El solitarismo es inconducente. Busca en definitiva su propio interés. Alardear de ello es mortal. El aislamiento sin retorno a lo comunitario, a los otros, a los demás, es una enfermedad mental o emotiva; que sólo enderezado por el Amor de Dios puede superarse. “El Amor es paciente y servicial (…) se regocija en la Verdad (…) El amor todo lo disculpa” (1 Cr., ob. cit.). Y no hay Poema o Relato o Ensayo que nos ampare de semejante actitud inhumana: el desamor En cambio “El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta” (1 Cr., ob. cit.). De allí que los místicos y ascetas más famosos (vgr.: San Etilita, el viejo) se hayan destacado por su eremitismo, pero también por la devolución social del fruto de sus íntimas reflexiones y acciones.

Adrián N. Escudero

Hermosa Reflexión Adrián. Felicitaciones. Dios te bendiga. Elsa.

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