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Cabizbaja yacía la planta de flor roja
triste languidecía muy próxima a morir
hasta que un corazón movido a compasión,
la regó suavemente y pronto revivió.
Muchas veces me siento como esa frágil flor
a la que la inclemencia del viento lastimó,
sin belleza aparente ni armonía interior
y mi alma se eleva a Dios en oración...
¡Cuánta fuerza recibo!¡Qué consuelo hallo en Él!
con Su Agua clemente me hace renacer
y otra vez, prontamente animada y de pie
retomo mi camino con una mayor fe.
¡Cuántas débiles almas que no saben del Sol
y posan en el suelo, su mirada interior...
aguardan sin saberlo, esa mano sensible
que se acerque a tocarlos con un gesto de amor!
Susana Mirta Piñeiro de Valli
Plottier (prov. del Neuquén)
Todos necesitamos un gesto de amor Susana. Hermoso poema.
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