CONMEMORA LA SANTIDAD DEL NOMBRE: FIESTA DEL DULCE NOMBRE DE MARÍA UNIVERSAL (12 de septiembre)
Esta fiesta es una contrapartida a la Fiesta del Santo Nombre de Jesús (3 de enero).
Ambos tienen la posibilidad de unir a la gente fácilmente divididos en otros asuntos.
Nosotros veneramos el nombre de María porque pertenece a ella, que es la Madre de Dios.
La más santa de las criaturas, la Reina de los cielos y la tierra, la Madre de la Misericordia.
El objetivo de la fiesta es la Santa Virgen que lleva el nombre de Mirian (María)
La fiesta conmemora todo el honor que se le dió a María y las gracias que recibimos por su intercesión.
“María se ha de llamar nuestra electa y este nombre ha de ser maravilloso y magnífico.
Los que le invocaren con afecto devoto, recibirán copiosísimas gracias;
os que le estimaren y pronunciaren con reverencia, serán consolados y vivificados;
y todos hallarán en él remedio de sus dolencias, tesoros con que enriquecerse, luz para que los encamine a la vida eterna”
INSTITUCIONALIZACIÓN DE LA FESTIVIDAD
La primera festividad a María, la Virgen, nació en Oriente, hacia el siglo V. Allí estaba siempre viva la tradición de la casa natalicia de María.
La fiesta surgió como dedicación de una Iglesia a María, tradición que se relaciona con el actual Santuario de Santa Ana.
España fue la primera en solicitar y obtener de la Santa Sede la autorización para celebrar la fiesta del Dulce Nombre.
Y esto acaeció en el año 1513. La festividad se realizaba en el centro de España durante muchos años.
La primera diócesis que celebró esta fiesta fue la de CUENCA.
Pero la onomástica tiene fecha propia: 12 de septiembre.
En 1683, el Papa Inocencio XI declaró oficial una fiesta para perpetuar la victoria que los austriacos y polacos, mandados por Juan Sobieski, consiguieron contra los musulmanes turcos ese año en Viena.
Juan
Sobieski se preparó al combate recibiendo el Pan de los fuertes y
oyendo devotamente la santa misa, y todo el ejército polaco siguió el
ejemplo de su rey.
“La hora histórica de la batalla definitiva de Viena sonó al alborear el límpido sol del día 12 de septiembre”, dice S. S. Pío XII en el radiomensaje con motivo de la beatificación de Inocencio XI.
El ejercito de Socorro dirigido por Juan Sobieski, asaltó a los atacantes Turcos.
Antes de la noche la victoria sonreía a las fuerzas cristianas que se habían lanzado al ataque invocando el nombre de María.
Si
como instrumento de liberación Dios había escogido al rey de Polonia,
unánimes afirman los críticos e historiadores que el artífice primario
de esta misma liberación fue el papa Inocencio.
Y éste, a su vez, con humildad conmovedora, atribuyó el mérito y la gloria de aquella jornada al favor y socorro de María.
Por eso quiso dedicar este luminoso día de septiembre a la fiesta de su Santísimo Nombre.
EL NOMBRE DE MARÍA
Ocho días después del nacimiento de la Virgen Inmaculada, su padre y su madre se reunieron sus familiares y parientes en su humilde vivienda.
Según la costumbre judía, estaban discutiendo el nombre de la niña que el Cielo les había concedido.
Aunque Dios no escogió llevar a cabo ningún prodigios externos para marcar la entrada de la Santísima Virgen en el mundo, había escogido, desde toda la eternidad, el noble nombre de la Madre del Salvador.
Así,
mientras Joaquín y Ana esperaban el cumplimiento de su esperanzas con
gozosa impaciencia, el Arcangel Gabriel, el gran mensajero de la
Misericordia infinita, los visitó, revelando el nombre bendito que el
mismo Altísimo había reservado para su hija.
Por
lo tanto, las deliberaciones de la familia alrededor de la cuna donde
la Reina del Cielo yacía sonriente no fueron prolongadas.
Sin dudarlo, los padres de la Santísima Virgen confirmaron que nombrarían a su hija “María”.
María es el nombre que se usa en los evangelios para referirse a la madre de Jesús de Nazaret.
Para los cristianos católicos, ortodoxos, anglicanos y otros grupos cristianos orientales, son más usadas las expresiones «Santísima Virgen María», «Virgen María» y «Madre de Dios».
En el Islam se usa el nombre árabe Maryam.
Sabiendo
la importancia que tiene el nombre para los Israelitas, es innegable
que el nombre de María le fue impuesto a la Santísima Virgen por sus
padres Joaquín y Ana.
Muy comúnmente se admite que este nombre le fue sugerido por inspiración divina, es decir que, movidos ellos interiormente por el Espíritu Santo prefirieron este nombre a todos los demás.
Una sola mujer encontramos en el A. T. que lleva este nombre, es la hermana de Moisés, en tiempos de Jesús aparecen muchas mujeres con el nombre de María.
Para
los hebreos el nombre no era un simple apelativo, estaba íntimamente
ligado a la persona, por ello usaban nombres que describirían la
personalidad, el carácter.
Así es muy usada la expresión “su nombre será tal” cuando se quería designar una misión o carácter especial al niño por nacer.
María
es un nombre conocido en el Antiguo Testamento por haber sido nombre de
la hermana de Moisés y Aarón, originalmente escrito como Miryam.
La
versión de los Setenta lo menciona como Mariám , el cambio en la
primera vocal señala tal vez la pronunciación corriente, la del arameo,
que se hablaba en Palestina antes del nacimiento de Cristo.
En el texto griego del Nuevo Testamento, en la versión de los Setenta, el nombre usado era Mariám.
María sería probablemente la forma helenizada de la palabra.
¿Qué significados tiene según la etimología, ese nombre cuyo misterioso sentido sólo Dios nos podría explicar?
Si como algunos creen el nombre proviene del egipcio, su raíz es mery o merit que quiere decir muy amada.
Según otros Estrella del mar.
Si el nombre proviene del Siríaco, la raíz es mar, que significa Señor.
El Padre Lagrange opina que los hebreos debieron utilizar el nombre de María con el significado de "Señora" "Princesa".
Y sus diversas y preciosas significaciones son las siguientes:
Primera. Mar amargo, de la raíz mar y jam. María
fue un verdadero mar de amargura, desde que en el templo, cuando la
presentación de su Hijo, vislumbró la silueta cárdena y dolorida del
Calvario.
Segunda. Rebeldía, de la raíz mar. Ella, la omnipotencia suplicante, vence a las satánicas huestes.
“El
nombre de María —escribe el padre Campana— es de una energía singular y
tiene en sí una fuerza divina para impetrar en favor nuestro la ayuda
del cielo.”
Tercera. Estrella del mar. Le cantamos ¡Ave, Maris Stella! ¡Y con qué arrebatador encanto glosa y profundiza San Bernardo esta expresiva metonimia!
Cuarta. Señora de mí linaje. Frase muy justa y apropiada a la prerrogativa nobilísima de ser Madre de Dios, Reina de todo lo creado.
Quinta. Esperanza. Significado
más alegórico que etimológico, pero lleno de inefable consuelo. Porque
Ella, Spes nostra, es el camino de la felicidad, el arco iris que señala
un pacto de armonía entre Dios y los hombres.
“Bienaventurado
el que ama vuestro nombre, oh María —exclama San Buenaventura—, porque
es fuente de gracia que refresca el alma sedienta y la hace reportar
frutos de justicia.”
Sexta. Elevada, grande, de ram. San Agustín y San Juan Crisóstomo coinciden en adjudicarle el excelso sentido de “Señora y Maestra”.
Séptima. Iluminada, iluminadora. Está llena de luz. Sostiene en sus brazos la luz del mundo. Es pura y diáfana.
“El nombre de María indica castidad”, dice San Pedro Crisólogo.
LA VENERACIÓN DEL NOMBRE DE MARÍA
Narra sor María Jesús de Agreda, en su Mística Ciudad de Dios, la escena en la cual la Santísima Trinidad, en divino consistorio, determina. dar a la “Niña Reina” un nombre.
Y dice que los ángeles oyeron la voz del Padre Eterno, que anunciaba:
"María se ha de llamar nuestra electa y este nombre debe ser maravilloso y magnifico.
Los que le invocaren con afecto devoto recibirán copiosísimas gracias.
Los que estimaren y pronunciaren con reverencia, serán consolados y vivificados.
Y todos hallaran en el remedio de sus dolencias, tesoros con que enriquecerse, luz para que los encamine a la Vida eterna"
Y
a ese nombre, suave y fuerte, respondió durante su larga, humilde y
fecunda vida, la humilde Virgen de Nazaret, la que es Madre de Dios y
Señora nuestra.
Y ese nombre, “llave del cielo”, como dice San Efrén, posee
en medio de su aromática dulzura, un divino derecho de beligerancia y
una seguridad completa de victoria. Por eso su fiesta lleva esa
impronta: Acies ordinata.
La veneración que muchos santos tienen por esto nombre nos lo reflejan en sus recomendaciones, por ejemplo, S. Pedro Canisio nos dice:
“Si
hay entre los mortales algún nombre tan hermoso, preclaro y lleno de
gracia que merece ser escrito, leído, alabado, pintado y esculpido, es
el de María.
Ya
que es digno de estar siempre ante los ojos, en los oídos y en las
mentes de todos los hombres y de ser pronunciado privada y públicamente
con inmensa reverencia”.
San Germán, patriarca de Constantinopla nos invita a que pronunciemos frecuentemente el nombre de María:
“Como
la respiración es indicio cierto de vida para nuestro cuerpo, así tu
nombre Santísimo, proferido incesantemente por los labios de tus
siervos, es, no sólo indicio seguro, sino también causa de vida, de
alegría y de auxilio”.
San Bernardino de Siena dice que:
“por
esto nombre se purifica el corazón, se ilumina la mente, se inflama el
alma, se ablanda el pecho, se endulza el gusto y el afecto se hermosea”.
La
Iglesia nos invita a que pensemos, veneremos y apreciemos este nombre
por eso el 12 de septiembre se celebra el Santísimo nombre de María.
Este hermoso tema sobre el "Santísimo Nombre de María" Nos llene siempre de gozo y paz.
Cariños y bendiciones
Aída Martha Castelan
Así sea Aída. Bendiciones. Elsa.
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