LO QUE SE VE DESDE LA OTRA CASA
DEL CIELO
PARA LOS QUE CREEN Y LOS QUE NO.
Testimonio de una lectora de Reina del Cielo
Hace catorce años murió Alfredo, mi segundo hijo. Iba paseando en moto por Colonia el 8 de diciembre, día de la Virgen, donde lo atropella un camión, quedando en coma. Lo vamos a buscar con mi marido y lo traemos a Buenos Aires para que muera acá pues ya nos habían dicho que no había nada por hacer. Yo se lo encomiendo a la Virgen de San Nicolás, prometiéndole rezar todos los días el Rosario si lo salvaba. El 10 a la mañana Alfredo se muere.Hasta que no se vive la muerte de un hijo no se puede ni siquiera imaginar la profundidad e intensidad de ese dolor. Parece que la propia vida se acaba, que todo se termina, sólo deseaba morirme yo. Sentía que me hallaba en un pozo de dolor, negro, oscuro y profundo. Cuando pasaron los días y pude decir ” Hágase Tu Voluntad ” la oscuridad empezó a disiparse; seguía el dolor y la tristeza, y allí en el fondo del pozo encontré el Amor y la ternura de Dios. Así pude ver los signos y señales que nos enviaba Alfredo para decirnos que estaba bien. Mis hijos soñaban con él y en todos los sueños había un mensaje de Esperanza; “Decile a mamá que estoy muy bien. Que no llore. Que ahora no entiende, pero más adelante va a entender”. Experimenté que se puede sentir el más profundo de los dolores, junto a una gran alegría.
El broche de oro de todos
los sueños fue la carta de Alfredo. En agosto de 1993 Clara con su
marido Javier y los chicos, Estanislao y Catalina, va al campo de unos
amigos. Es de noche, los chicos duermen mientras suena una música suave
en el auto. Clara se pone a rezar y pensar como extrañaba a su hermano, y
de pronto siente que Alfredo le habla y termina su mensaje nombrando a
Santo Tomás. Guardó en su corazón estas palabras, sin contárselo a
nadie, y a los tres días al volver a su casa, pidiéndole a Alfredo que
le ayude a escribir su mensaje, escribe así:
Carta de Alfredo
Si te pudiera
contar como se vive el tiempo acá. Antes, cuando vivía en la vida
terrena siempre había un momento para esperar, un viaje, una fiesta, un
día por el que cada uno espera. Acá no es necesario esperar, esos días
están en el momento. Dios nos hace tan limitados al principio para
después mostrarnos lo que esser libres realmente.
Ahora, no puedo
creer haber visto el mundo por dos agujeritos tan chiquitos como son los
ojos. Acá podés mirar todo sin límites y no es como allá que al mirar
te encontrás con cosas tristes, acá mirás y es todo un placer. Nunca vi
nada en La Tierra tan lindo como esto. Yo puedo ver, no solo este
paraíso sino a cada uno de ustedes, en el mismo momento, puedo verlos
aunque estén en lugares diferentes.
También quería
contarte que tengo un jardín, ¡tan lindo!……..y que cuando pase este
tiempo que están viviendo y estén acá en Dios y conmigo vamos a poder
recorrerlo juntos, te voy a mostrar cada flor que tengo, las tengo
gracias a los actos de amor de la gente que quiero, cada vez que hacen
un acto bueno de amor florece una flor y yo se cual es de cada uno y las
riego, las cuido y las vigilo para que siempre estén ahí y no
desaparezcan. Ya vas a entender cuando estemos juntos y podamos
abrazarnos como sé que tanto soñás.
NO TE GUARDES TODO ESTO.
Tenés tanta Fe
cuando te hablo, que se me hace más fácil, hacé de cuenta que te llamé
por teléfono, por el teléfono del alma. Y si alguien cree que todo esto
es ridículo, no importa…..es tan corto ese tiempo que enseguida van a
descubrir la verdad.
Ahora que conozco la vida de Jesús, no hagas como Santo Tomás. Los ojos y el ver, no te confirman nada, SOLO EL ALMA LO HACE.
Alfredo Correas
Y haciendo caso a Alfredo
que nos pedía que no nos guardáramos todo esto, lo contamos y hoy
sabemos que la carta de Alfredo ha sido consuelo para muchos que como
nosotros creemos sin haber visto. “Los ojos y el ver no te confirman
nada. Sólo el alma lo hace.”
M. Roberta Mallea de Correas
robertamallea@yahoo.com.
robertamallea@yahoo.com.
Sin palabras. Elsa.
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