¿Y VOS. TE SUMÁS?
FELICIDAD
La felicidad es ese susurro que atraviesa la
niebla de la madrugada y al oído me dice que el sol comienza a acariciar la piel
de mi rostro y mis manos.
La felicidad es
esa niña pequeña que se acerca tierna a acariciarme el corazón cuando sufro en soledad.
La felicidad es esa flor que se abre poco a
poco y con dulce sabor me embriaga de sueños y esperanzas.
La felicidad es ese silencio que ocurre cuando,
al hablarnos, no necesitamos confesar lo que callamos.
La felicidad eres tú cuando me miras y en tu
mirada encuentro el brillo que pregona que me amas.
El texto que antecede lo escribí motivada en y
por otras circunstancias pero me pareció
pertinente hacerlo conocer a raíz de los tristes momentos que estamos atravesando.
Cuando allí nombro al amor no me refiero sólo
al amor-pasión aunque, por supuesto, lo incluyo. Me refiero a todo el abanico
del amor: filial, fraterno, comunitario…
Ese amor que tanto nos hace falta hoy en
nuestra patria.
El amor de persona a persona, ese que une y
hace insostenible todo prejuicio, muro, distanciamiento, resentimiento.
Ese que surge del escucharse y conocerse ya que el conocerse y escucharse hace posible
la comprensión y aceptación del otro tal como es.
Te pregunto ¿y si
hacemos un alto, si apaciguamos nuestras irreflexivas pasiones para sopesar con
claro discernimiento los hechos y reflexionamos seriamente para así encontrar
las soluciones con una apasionada pero criteriosa inteligencia? Deberíamos
sentarnos, mate en mano a charlar, no con iracundia sobre lo que nos separa
sino con delicadeza y equilibrio sobre todo lo hermoso y valioso que nos une.
Podríamos así, junto con las medialunas, degustar el dulce sabor de la belleza que
no vemos, significaríamos la fragilidad, valentía, necesidades y riqueza que
hay ocultas tras tantos rostros adustos y desesperanzados que nos rodean.
Llegariamos por fin a encontrarnos unidos en
una senda que nos conduzca hacia la patria de crecimiento, prosperidad y equidad social que, creo, todos queremos para
nosotros y para nuestra descendencia.
Por eso, a vos que pensás y sostenés creencias, posturas que no
son idénticas a las mías, te pregunto si, desde una actitud abierta, libre,
sana, no estás de acuerdo conmigo de
encarnar la siguiente propuesta como fundamento de unión:
“Cuando el amor brille en mis ojos al mirarte
y vea ese brillo en los tuyos al mirarme,
entonces, seremos felices porque habrá paz y justicia en nuestros corazones y
podremos sembrarlas juntos en los brazos de la rosa de los vientos
para que lleguen tan allá como ni nuestra esperanza es capaz de imaginarlo. “
Sí, el primer paso debe darlo uno,
personalmente, el perdón y la reconciliación son virtudes contagiosas.
Sumemos nuestras pequeñas-grandes felicidades
para construir un país de inmensa felicidad.
Un gran abrazo desde la paz de mi corazón.
María de las Mercedes
Chascomús, 4 de septiembre 2017
Hermoso María de las Mercedes. ¡Podría escribir más seguido la querida Pomona! Mil bendiciones.
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