SEÑOR, DÓNDE TE BUSCARÉ
Señor, si no estás aquí,
¿dónde te buscaré, estando ausente?
Si estás por doquier,
¿cómo no descubro tu presencia?
Cierto es que habitas en una claridad inaccesible.
Pero ¿dónde se halla esa inaccesible claridad?
¿cómo me acercaré a ella?
¿quién me conducirá hasta ahí para verte en ella?
Y luego, ¿con qué señales, bajo qué rasgo te buscaré?
Nunca jamás te vi, Señor,
Dios mío, no conozco tu rostro.
Señor, tú eres mi Dios, mi dueño,
y con todo, nunca te vi.
Tú me has creado y renovado,
me has concedido todos los bienes que poseo,
y aún no te conozco.
Me creaste, en fin, para verte,
y todavía nada he hecho
de aquello para lo que fui creado.
Míranos, Señor, escúchanos,
ilumínanos, muéstrate a quien te busca;
porque no puedo ir en tu busca
a menos que Tú me enseñes,
y no puedo encontrarte si Tú no te manifiestas.
Deseando te buscaré,
buscando te desearé,
amando te hallaré
y hallándote te amaré.
SAN ANSELMO
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