ORANDO UNA MAÑANA
Orando
una mañana al decir: Gracias, Señor por este nuevo día, gracias
por el don de la vida, por el amor, por Tu fidelidad
infinita que hace que todo lo que pedimos nos sea concedido comencé enumerando todos los regalos y comprendí que fueron muchos a pesar de no merecerlos
Pedí
a Dios amar y cuidar a mi padres y eso me dio,
Pedí
a Dios que mis padres me amaran, me lo concedió,
Pedí
a Dios una hermana y me la dio
Pedí
a Dios que supiéramos amarnos y aunque no pensamos igual, nos amamos y nos
ayudamos,
Pedí
a Dios una juventud alegre con buenos amigos, eso me regaló.
Pedí a Dios saber amar a todos sin discriminar,
me lo concedió.
Pedí
a Dios conocer un hombre que me respetara, que me amara y a quien yo supiera
amar para toda la vida y Dios misericordioso me regaló lo que pedí.
Pedí
a Dios hijos y dos hijos me dio.
Pedí
a Dios que fueran buenos, generosos que
sean la luz de nuestros ojos y lo son
Pedí
a Dios nietos y cinco me regaló cuatro hermosas niñas y un varón
Pedí
a Dios que mi matrimonio fuera indisoluble y feliz, así es.
Pedí
a Dios llegar a cumplir las bodas de oro y las cumplí.
Pedí
a Dios que mi fe sea fuerte y verdadera, y me dijo: Yo te elegí, te busqué, te cuidé, te amé desde antes que nacieras…
Y
ahora… después de tanto pedir y tener lo que quería
Dios
me pregunta ante la enfermedad de mi esposo, eres capaz de cuidarlo? …Me amas lo suficiente?
Sabes que estoy a
tu lado, te animas?
-
Esto
que pides es difícil, Señor. Me faltan las fuerzas, por momentos te pido “Aparta
esto de mi”.
Cuando
recuerdo que diste la vida de tu Hijo para salvarnos, nos diste al Santo, al
Grandioso, al Inmenso…y El sufrió por mí, por nosotros, por todos los hombres.
Me avergüenza mi falta de fuerzas, mi falta de esperanza y cuando esto pasa.
Me
reconforta recordar que Jesús en su momento dijo: “Si puedes aparta este cáliz de mi, pero no se haga mi voluntad sino la
Tuya”
Allí
recapacito y aunque con lágrimas en los ojos y mucho temor te digo “HÁGASE TU
VOLUNTAD, SEÑOR Y NO LA MIA”
Aída
Martha Castelan – 22/09/2015
Querida Aída. Mucho dolor hay en esta carta, pero yo sé que llevas una cruz muy pesada y la comprendo. Ojalá el Señor te escuche y te la aliviane. Lo deseo de corazón. Elsa
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